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Los organeros de Xeve

Una obra ahonda en los maestros artesanos nacidos en la parroquia

Capilla de Santo Cristo, en la catedral de Ourense. // Iñaki Osorio

El siglo XVIIII, sobre todo en la primera mitad, es muy floreciente en la cultura española, es la época de la Ilustración, en la que florecerán las letras y las artes a gran nivel; la literatura, la poesía, la pintura, y la escultura gozan de un gran momento.

Aunque la música, en si misma, no gozaba de tan alto nivel si que participó de la influencia ambiental-cultural del momento histórico: surgen las orquestas de cámara en la nobleza española y esta influencia se va a notar en ámbito religioso, sobre todo catedralicio y conventual.

Este espíritu musical, apoyado en el arte barroco, va a dar lugar a la construcción de los grandes órganos barrocos del XVIII, entre los que sobresale el de la catedral de Santiago construido por el extremeño Manuel de la Viña.

Dentro de este ambiente cultural musical tenemos que encuadrar a los organeros de Xeve, que son los únicos o casi únicos en territorio gallego, aunque en el nacional había muchos y buenos.

Los organeros de Xeve, a los que dedico un pequeño libro, son Fray Simón Fontanes Moreira, fraile lego franciscano hijo de Simón Fontanes, de Xeve, y Francisca Moreira, de Caroi, y los sobrinos del fraile Juan Fontanes Maquieira y Francisco Antonio Solla.

Fray Simón dejó muy poco trabajo realizado, ya que solamente están catalogados como construidos por él uno grande y un realejo, de los que solo quedan restos de los tubos, en la catedral de Ourense, y restauró casi de nuevo el de la capilla del Santo Cristo de la misma catedral de Ourense.

La gran obra realizada por Fray Simón fue el de la catedral de la ciudad portuguesa de Braga, construyendo los dos gemelos entre los años 1737 y 1739 y que perduran en todo su esplendor, gracias a su excelente conservación y ciudados.

Fray Simón regresa con su sobrino Juan en agosto de 1739 para casarse Juan en San Bartolomé de Pontevedra con María Pérez, de San Xulián de Parada, O Irixo, pero ya en septiembre están en Ourense donde reparan unas teclas de los órganos y se dirigen a Benavente donde a finales de 1740 muere Fray Simón y el sobrino regresa a Pontevedra.

El otro sobrino, Francisco Antonio Solla, fue con su tío Fray Simón y el primo Juan, cuando solo contaba con cinco años y medio, y para permanecer en Portugal tuvo que ser inscrito en el registro de extranjeros como aprendiz de organero y bajo la tutela del tío fraile.

Francisco Antonio parece que ya no regresó más a España aprovechando el permiso de residencia que tenía como aprendiz hasta su mayoría de edad y luego ya podía firmar contratos de trabajo y seguir como residente en Portugal. Parece muy probable de tuviese apalabrada la construcción de dos órganos en Aveiro por los años 1750 o 51, pero no podía firmar contratos por no tener edad legal para ello.

Sea de una u otra forma lo cierto es que Juan Fontanes firma en 1752 la construcción del órgano de Nuestra Señora Santa María de Sa de Aveiro y que realizaría, posiblemente, y de modo conjunto con su primo Francisco Antonio.

Finalizada esta obra en Aveiro da la impresión de que surgen desavenencias laborales y posiblemente económicas porque en adelante Juan Fontanes, con su familia, se va hacia el sur de Portugal y Francisco Antonio se queda en la zona centro-norte del país.

Los trabajos realizados por Juan Fontanes con sus hijos como aprendices son, además de los de Aveiro, el Seminario de Coimbra, Alcobaca, Monasterio de Axuda, Mafra, San Vicente de Fora en Lisboa, que es una auténtica obra de arte, y muchos otros más, siendo obligado por el rey a ir de nuevo a Mafra y allí muere en 1770, pero sigue la saga de los hijos y nietos, que ya tenían obras contratadas en Brasil y a los que ya nada he investigado por caer fuera de mi interés.

Por su parte Francisco Antonio empieza a trabajar por su cuenta en la catedral de Lamego en 1755, más tarde establece residencia y taller fuera de las murallas de Guimaraes, donde construye casi todos los órganos de la ciudad, sobresaliendo el del convento de Santo Domingo y el de Santa Mariña de Costa, terminando su larga obra constructora de órganos en San Martiño de Tibaes en 1786, después de haber construido anteriormente en Amarante, San Juan de Tarouca Viseu etc.

Muere sin descendencia en Guimaraes y dona el taller con las herramientas del oficio a su primer oficial, que será el que siga con el arte de la organería.

(*) Autor de "Os organeiros de Xeve. Historia duns fillos de Xeve) que se presentará el día 11 del próximo mes de junio en la iglesia de Xeve.

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