El gobierno local afronta un nuevo intento para reabrir el quiosco de la plaza de Barcelos, cerrado desde hace años y que necesita de una profunda reparación. Con un canon mínimo anual de 2.400 euros, el Concello plantea una adjudicación por cinco años, con el fin de garantizar su funcionamiento al menos durante ese periodo. También se saca a concurso la gestión del quiosco de la playa fluvial del Lérez, por el mismo tiempo pero con 1.100 euros anuales de canon.

En el proceso se especifica que el de Barcelos deben realizarse obras de acondicionamiento, tras varios años sin uso, y parte del local se destinará a almacén o usos similares. En concreto, se detalla que, como mínimo habrá que eliminar los paneles de tapiado colocados para evitar el acceso al interior, arreglos o cambios de las carpinterías de aluminio, reposición del acristalamiento y pintura, revisión y adaptación a la normativa de la instalación eléctrica, restitución de la iluminación, montaje de una rampa de acceso y revisión de la impermeabilización de la cubierta.

Por el momento, estos dos son los únicos quioscos que se ofrecen en concesión y no hay avances sobre los que en su día gestionaba Cogami (en Rosalía de Castro, Plaza de Galicia, avenida de Vigo y de Buenos Aires) y que cerraron al quebrar esas sociedad. Todos ellos permanecen desde hace tiempo abandonados y sin uso alguno pese a que sus antiguos trabajadores trataron de reabrirlos.

"Carrusel inclusivo"

Por otra parte, el parque infantil de la misma plaza de Barcelos es objeto de una remodelación para instalar un "carrusel inclusivo". La Concejalía de Parques y Jardines ha comenzado esta semana la sustitución de una de las piezas centrales del parque, para instalar uno nuevo, pensado para niños con algún tipo de discapacidad.

Se retira un elemento al que solo se podía acceder en silla de ruedas mediante una rampa, y se reemplaza por un carrusel instalado al nivel del suelo, de modo que es más fácil subir a él. Además, a su alrededor habrá paneles que se pueden tocar con distintas texturas.

El Concello decidió este cambio porque la pieza anterior ya estaba muy deteriorada y la intención es que la próxima semana ya esté operativo, tras un coste de unos 29.000 euros.