"Acabamos de enterarnos y como siempre pensamos que es un problema de educación: no podemos ir conduciendo un coche, que es una máquina de matar de 1.500 kilos, bebido y drogado", lamenta Eusebio Riveiro, uno de los integrantes del colectivo Pedaladas que participó ayer en la marcha celebrada para reivindicar seguridad vial.

La concentración buscaba frenar accidentes como el que se produjo hace unas semanas en la PO-308 en Poio y que costó la vida a un ciclista pontevedrés, un suceso al que se sumaba la noticia del grave siniestro de Valencia.

"Estamos aquí para demandar seguridad vial y hacer ver al resto de los usuarios de las vías que la calzada tiene que ser un espacio compartido y respetado por todos", señalaron los organizadores momentos antes de la salida de la marcha. Ésta convocó a ciclistas y patinadores de todas las edades para recorrer aproximadamente 8 kilómetros de un circuito urbano.

El niño Teo Rivero Pérez, que conducía un velocípedo infantil, explica que empezó a manejarlo "hace 5 meses" y le resultó "fácil" familiarizarse con la conducción. A unos metros, usuarios de la asociación Amencer, centrada en la atención a personas con parálisis cerebral, participaban con vehículos adaptados para que las personas con discapacidad pudiesen sumarse a la jornada lúdica.

Tampoco faltaron bicis de paseo, de montaña, con ruedines para los que todavía están empezando.

Y es que de nuevo la marcha de Pedaladas fue un espacio de encuentro familiar en el que niños y adultos compartieron un rato de ejercicio, así que fueron mayoría las familias y grupos de amigos que acudieron con los pequeños de la casa y un grupo de jóvenes se animó a participar en patines.

Todos ellos coincidieron en reivindicar una mayor sensibilidad de los conductores hacia los ciclistas. Eusebio Riveiro lamentó que muertes como las producidas en Valencia "salen baratas, pagarán 1.000 euros por ciclista" y son demasiado frecuentes: "todos los fines de semana hay desgracias parecidas" .

El integrante de Pedaladas reivindicó mayor concienciación "del riesgo que es conducir un vehículo" e insistió en que estos siniestros "no es un problema que se relacione con la edad del conductor sino con la educación".

Otros integrantes de Pedaladas se encontraban ayer señalizando el monte en otra reivindicación del uso compartido, en este caso de los espacios naturales. "No se puede hacer como el Ayuntamiento de Poio, que sencillamente prohibe", criticaron en alusión al veto a los ciclistas en la nueva senda litoral de Campelo.

"Esa vía no iba a ser usada por deportistas sino por cicloturistas, gente que va despacio contemplando el paisaje y respeta mucho el entorno, son generalmente familias con niños que buscan precisamente la seguridad de que en estas sendas no hay vehículos a motor, de modo que el riesgo que podrían plantear para la seguridad es mínimo".

¿Habría de todos modos algún incívico? Pedaladas reconoce que si, "pero no por eso se puede vetar a todo un colectivo, el problema de este país es que por un ahogado se cierra la playa".

En el saludable y tranquilo paseo en una mañana plenamente primaveral, los cerca de 300 ciclistas y patinadores que se sumaron a la convocatoria de Pedaladas pudieron avituallarse y recuperar fuerzas con frutas y agua, una saludable despedida a una mañana por la salud.