El límite legal para conducir se sitúa en 0,25 mg/l en aire espirado para la mayor parte de los conductores, que se reduce a 0,15 para profesionales y noveles. Las sanciones oscilan entre 500 y 1.000 euros y la pérdida entre 4 y 6 puntos.

El pasado año se formularon ante los juzgados un total de 99 denuncias por exceder estos límites o por otras infracciones asociadas, como negarse a realizar la prueba.

Para ser imputado por esta causa es necesario superar el límite de 0,60 mg/l como cifra general para los conductores, pero la mayor parte de los "cazados" al volante con síntomas de embriaguez superaban con creces ese límite y llegaban, como mínimo, a triplicar la tasa legal.

Así, los agentes se encontraron en 2016 con 14 personas que superaban la tasa de 1 mg/l y seis que rozaban ese índice. Entre 0,8 y 0,9 hubo 22 casos y otros 38 estaban entre 0,7 y 0,8. De este modo, unos setenta conductores (más de la mitad del total) se situaban tres veces o más por encima del límite legal.

Mientras el número de pruebas estáticas creció el pasado año, los tests dinámicos -realizados por una infracción, accidente o casos concretos- bajó con respecto a los dos últimos ejercicios, con 178 denuncias frente a las 254 de 2015 o las 271 de 2014.