El uso fraudulento de las tarjetas de estacionamiento para personas con movilidad reducida ha caído a la mitad en los cinco últimos años. En 2012 fueron 390 denuncias y desde entonces se produce un descenso paulatino, hasta los 165 casos de 2016, un fenómeno que la Policía Local atribuye a la "solidaridad de los ciudadanos" con las personas con discapacidad y a la colaboración para denunciar las infracciones.

Estas denuncias particulares han permitido a los agentes detectar dos nuevos usos fraudulentos. En uno de ellos, el denunciante incluso aportó un video de la conductora haciendo ejercicio en un gimnasio para demostrar que no presentaba ninguna discapacidad.

Ocurrió en el centro deportivo de Pontemuiños, donde una joven aparcaba asiduamente con una tarjeta que no estaba a su nombre. La Policía realizó un seguimiento y destapó el fraude.

En el otro caso, una mujer también aparcaba con una tarjeta de su marido e incluso alegaba que llevaba al hombre a un centro de día para justificar este comportamiento. Sin embargo el marido había fallecido en diciembre y la esposa mantenía la tarjeta.