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Salvador Ramos Rey: "Tenemos potencial para explotar la cultura termal, pero no nos lo creemos"

El médico especialista expone la necesidad de comenzar a aprovechar un sector que conjuga medicina y turismo

Salvador Ramos, ayer, en Caldas de Reis. // Noé Parga

Salvador Ramos Rey (Ourense, 1952) habla desde la experiencia de una persona formada en medicina y concretamente en la rama termal que ha trabajado en el sector durante muchos años. El médico analiza el momento actual de una actividad que quizá no sabe vender a la sociedad las enormes potencialidades que tiene como oferta de ocio y médica a la vez. Así lo expuso también en la mesa redonda "La Medicina Termal, seña de identidad de las Villas Termales", que cerró ayer la primera jornada del XII Encuentro Villas Termales y Asamblea Sección de Entidades Locales con Aguas Minerales y Termales en Caldas de Reis.

-¿Es el termalismo una rama de la medicina más desconocida para el gran público en relación con otras?

-Sí, es tremendamente desconocida. Su época dorada ya fue y ahora, con el auge de la medicina moderna y el avance tecnológico en estructuras técnicas, sanitarias y farmacología ha ido perdiendo vigencia. Esta rama, de técnicas más naturales, ha ido languideciendo.

-¿Qué tiene que hacer el sector para recuperarse?

-La oportunidad que tiene el termalismo ahora es que la situación ha cambiado y que las formas de enfermar han cambiado. La medicina que utilizamos para patologías agudas falla cuando se trata de las crónicas. Y eso le da una oportunidad a la medicina termal, que se dedica al proceso de cuidado. Eso va a tener cada vez más importancia. Si el mundo del termalismo trabaja en esa línea, tenemos la oportunidad de ponerlo en valor.

-¿Se ha quedado el termalismo anclado en ese tradicionalismo y ha dejado de evolucionar a la par que otras medicinas?

-Evidentemente es distinta porque utiliza técnicas naturales, pero no es alternativa. Eso es algo muy diferente. Utiliza técnicas poco agresivas pero que son muy útiles, sobre todo en patologías crónicas. Los balnearios, en esa pérdida de protagonismo que han sufrido, se han orientado más al mundo hostelero y han perdido presencia en medicina termal. Pero es que hay que invertir en ella: hay que contratar profesionales sanitarios, fisioterapeutas y servicios. Es necesario un trabajo previo y no se ha hecho. Debemos comenzar a hacerlo para demostrar el papel que puede jugar en la oferta sanitaria actual.

-Da la sensación de que el termalismo se ha convertido simplemente en turismo y ha dejado un poco de lado su faceta más sanitaria.

-Sin duda alguna. Incluso en los centros que se han decidido a potenciar el enfoque terapéutico existe una estructura que es más hotelera que termal. Eso cuesta cambiarlo, porque cada uno defiende más lo que conoce y las direcciones tienen más formación en hostelería. Pero creo que el turismo y el perfil de usuarios ha cambiado y es diverso. Hay gente que busca tratamientos médicos o sanitarios, otros que buscan un ocio más saludable y otros, simplemente un turismo sostenible que sea más respetuoso con la naturaleza.

-¿Y es posible combinarlo todo?

-Claro, porque eso más que un problema es una virtud. Podemos orientarnos tanto a gente que está enferma que quiere recuperarse como a gente que está sana y quiere cuidarse. En un hospital solo vas a curarte. Un balneario es mucho más completo. Puedes desde mejorar tu estado de salud hasta prevenir enfermedades como recibir educación sanitaria o recibir información sobre como autocuidarse.

-¿Existe una nutrición específicamente indicada para los tratamientos termales?

-No hay una cocina termal o una alimentación termal. Los tratamientos tienen tan pocas contraindicaciones que no es necesario. Pero sí es un buen momento para educar y enseñar a comer de otra forma. El objetivo fundamental es que las sociedades desarrolladas vuelvan a comer como cuando éramos un poco más pobres, que comíamos cosas más natural y no tan procesados. Por tanto, los establecimientos termales sí tienen que tener un buen gabinete de cocina y asesoramiento nutricional.

-¿Entendemos lo suficiente la importancia que tiene poseer en nuestro entorno tantos centros termales?

-Donde hay un centro termal, hay un ecosistema muy amplio. Lo digo desde el punto de vista biológico, pero también de intereses. Somos muchos los que estamos interesados. No solo el balneario, sino también el pueblo. Que un centro termal funcione significa que va a haber mucha gente visitando esa villa y ese entorno. Entonces eso acaba generando. Para que exista un balneario tiene que haber una fuente de agua mineromedicinal reconocida y analizada. Pontevedra tiene una gran potencialidad en este sentido. Puede que haya opciones de construir más centros, pero el objetivo es defender los que tenemos a base de invertir y enriquecerlos para contratar profesionales, potenciar los servicios sanitarios y hacerlo más complementario con la parte más ociosa. Se debe adaptar a todas las situaciones, no solo a enfermos y viejos. Hay que potenciar la cultura termal, que la tenemos pero no nos lo creemos.

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