Ghizlane lleva años viviendo en España. En Pontevedra tiene a toda su familia, procedente de Marruecos, por lo que se puede considerar una afortunada.

Ella utiliza hiyab, el velo que tapa el cabello y el cuello, de la mujer. Asegura que lo hace por iniciativa propia. "Yo decidí, cuando me casé, utilizarlo, pero nadie me obligó", recalca. Se trata de un acto de fe.

Con 27 años, y tras un intento fallido de estudiar Enfermería, trabaja como ama de casa, pero explica que también lo hizo por cuenta ajena, "muchas mujeres trabajan como cocineras o realizando tareas de limpieza". "La mujer también puede trabajar fuera. De hecho, hay muchas familias que se mantienen gracias al trabajo de la mujer", indica, "especialmente a raíz de la crisis, que ha dejado sin trabajo a muchos hombres que se empleaban en la construcción".

El hiyab en el trabajo

Respecto al uso del velo en el trabajo, reconoce que, en general, no supone un problema para las mujeres que lo usan, salvo cuando se encuentran en puestos de cara al público. "Como muchas se emplean en puestos de hostelería, en la cocina, no tienen problema para utilizarlo. En esos casos es más una cuestión de incomodidad, por el calor", señala.