“No he estado nunca en Galicia”. Con estas palabras el acusado de asaltar el chalé de un constructor en Baión, Vilanova, se declaró inocente en el juicio que se celebra contra él en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra. El procesado, W. F. L. y de origen sudamericano, justificó la presencia de su ADN en una de las bridas en que está cumplimiendo una pena de 4 años de prisión y que anteriormente estuvo “siempre rodeado” de personas que se dedicaban a este tipo de robos pero negó su participación en los hechos. El fiscal pide 17 años de prisión para el detenido.

En el juicio también declararon las víctimas de este robo, un constructor su mujer, su hija y su nieto (el menor no compareció). El empresario relató cómo se encontraba viendo el telediario sobre las 9.30 horas de la noche cuando cuatro personas que se cubrían el rostro irrumpieron en el interior de la vivienda armados “dos con cuchillos y otros dos con pistolas” y “me pusieron un cuchillo en la garganta y me empujaron al suelo”. “Me dijeron que estuviera callado y que si colaboraba no me iban a hacer daño”. Señaló que hablaban en castellano con acento sudamericano y que utilizaron bridas para atarles las manos.

Recuerda que se desvaneció cuando su hija llegó a casa con su nieto con los cuatro asaltantes ya en el interior de al vivienda. Esta relató que a ella la esperaban tras la puerta y que también la maniataron. Al niño no lo ataron. Tras desvalijar la casa huyeron y el niño le pudo proporcionar unas tijeras a la madre con las que después liberó también a sus padres que permanecían atados de pies y manos, salvo el padre, que manifestó que había logrado liberarse los pies. “Me dijeron que tardase un poquito en avisar a la Policía o sino que irían a por mí”, añadió la hija del matrimonio. Los ladrones obtuvieron un botín de unos 35.000 euros en joyas, dinero en efectivo y abrigos.

También declaró en el juicio un testigo que observó en los días previos en las inmediaciones del chalé un coche cuyo modelo, color y algunas de las letras de la matrícula que pudo recordar coincidían con uno que había tenido en propiedad la persona que se sienta en el banquillo de los acusados. Él acusado insistió en negar los hechos y asegura que es pintor y que nunca utiliza bridas en su trabajo.