- Que tiempos aquellos del instituto?

- Los tiempos de Equus, de la Atlántida, luego Shiba, discotecas clásicas de Pontevedra. Los días de mi primer "morreo" con la chica más guapa del instituto. Era feliz en A Xunqueira donde había gente muy variada que llegaba de diferentes sitios de la ciudad, y del rural, y que formaban grupos muy ricos y heterogéneos.

- ¿Cambió mucho todo desde entonces?

- Ponteve- dra es una ciudad preciosa que ha mejorado en muchos aspectos, sobre todo vaciándola de coches. Yo recuerdo de aparcar casi en mitad de A Ferrería. Hoy afortunadamente eso ha cambiado, se ha invertido mucho dinero en la zona monumental y ahora pasear por aquí es un placer. Se ha enriquecido.

-¿Te planteaste alguna vez vivir en otro lado?

- La verdad que lo estuve pensando cuando estuve trabajando en Madrid. Pensé que también podría ser positivo para mis hijos, para que conozcan otros "mundos", yo estudié ahí en tiempos de la "movida" y sumé muchas experiencias. Pero volví pronto a trabajar en Santiago y me quedé, después de todo cualquiera que venga de fuera se da cuenta que esta es una ciudad con una calidad de vida altísima.

- Suele estar con gente de fuera. ¿Cómo nos ven?

- Hace poco, con motivo del 75 aniversario del Pontevedra CF, estuvimos paseando por aquí con Del Bosque, Valdano y otras personalidades. La frase más repetida era "Pontevedra la gran desconocida". Me decían que es una maravilla, que es una ciudad para vivirla.

- Esa experiencia te permite recomendar Pontevedra sin miedo?

- Si, hombre. Por supuesto. En realidad Pontevedra se recomienda ella misma. Fue un acierto sacar los coches del centro. Una vez, cuando había un fuerte debate sobre el tema, el librero Viñas me dijo "a mí nunca vino un coche a comprarme un libro". Tenía razón. Ahora Pontevedra se vende solita.