En noviembre pasado el Concello divulgó un censo de "lombos" en el municipio que detallaba la existencia de 353 de estos reductores de velocidad, unos elementos a los que la oposición quiso poner coto, pero sin éxito. Desde entonces, su montaje no ha cesado, tanto en el casco urbano como en el rural. Pero en los próximos meses aquel censo llegará sin duda al doble, en virtud del plan específico programado por el gobierno local para las parroquias.

La primera de ellas es la de Salcedo, donde ya está en proceso de adjudicación la ejecución de 43 nuevos "lombos" que se añadirían a los ya instalados en ese territorio. Con un presupuesto de 130.500 euros, cada elemento costaría una media de 3.000 euros aproximadamente. Pero detrás de Salcedo llegarán planes similares en Campañó, Santa María de Xeve y Mourente, para su extensión paulatina al resto de parroquias en función de las necesidades de cada red viaria.

El concejal Demetrio Gómez presentó ayer el proyecto de calmado integral de tráfico de Salcedo y explicó que se enmarca dentro de la intención del gobierno local de "trasladar las medidas de seguridad de tráfico de las vías municipales urbanas al ámbito rural fijando las prioridades de movilidad que hay en la ciudad: primero el peatón, segundo las bicicletas, y tercero el transporte motorizado".

Añadió que se actuará especialmente, en "aquellas zonas más pobladas, siguiendo las peticiones del consello parroquial así como las recomendaciones técnicas municipales". El concejal delegado de la parroquia recordó que en la zona urbana es "fácil diferenciar entre calles y carreteras, pero no tanto en la zona rural" por lo que uno de los objetivos de este plan es "dejar clara las preferencias de movilidad en las parroquias".

Camiños Escolares

Sin que se haya completado la instalación de "lombos" en el casco urbano (con ejemplos recientes en O Castañal o la avenida de Vigo), desde que comenzó 2017 se registra una especial intensidad al respecto en el rural. De hecho, hace unos meses se autorizó la contratación de una decena de obras de mejora de la movilidad, accesibilidad y seguridad vial en entornos de colegios y carreteras de distintas parroquias pontevedresas por un valor de dos millones de euros. Se trataba en algunos casos de aplicar en ese territorio el modelo de los Camiños Escolares de la ciudad.

Tras las actuaciones de cierto calado en Marcón, Pontesampaio o Placeres, el Concello eligió los colegios públicos de San Bieito (Lérez), A Carballeira (Lourizán) y San Martiño (Salcedo) para acometer una adaptación en profundidad que incluía peatonalizaciones, "lombos", espacios de aparcamiento y sendas para peatones desde ellos.

La "política de lombos" siempre fue una prioridad para el BNG, que ahora la extiende a toda la provincia desde la Diputación, y reclama a la Xunta que la aplique en viales de su competencia, como la calle Rosalía de Castro. Su proliferación llevó en su día a la oposición a denunciar su "gran variedad" de diseños, con alturas y rampas diferentes, pero su intento de regulación fue anulado por el gobierno loca.

Los nacionalistas esgrimen una esta orden de Vivienda y dicen que cada calle requiere de su propia solución para calmar el tráfico y no vale un "lombo" tipo para todas. El Concello aplica un informe elaborado por los técnicos en 2010, que dice que el objetivo de los "lombos" es "mantener mediante elementos físicos una velocidad reducida, garantizar la accesibilidad a personas con dificultades motoras y mejorar la seguridad de los peatones". Añade, sobre la altura de los pasos, que "hay diferentes criterios" incluso en Fomento, ya que su orden de 2008 habla de un máximo de 10 centímetros, pero una guía sobre diseño urbano de 2003 apunta a 14, la altura habitual de los bordillos de las aceras. También cita las recomendaciones sobre anchura, distancia entre pasos y pendiente de las ramas, que en Pontevedra oscilan entre el 10 y el 6%, "más suave de lo que propone el Estado", indica el informe.