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Silvia Díaz: "Veintidós años en el poder desgastan; hay que renovarse para reavivar el proyecto"

La exmiembro del Bloque Nacionalista Galego analiza su salida del partido justo un año después de su renuncia

La concejala no adscrita, Silvia Díaz, ayer, en Poio. // Gustavo Santos

Silvia Díaz (Poio, 1977) cumple un año fuera del BNG. Después de haber militado más de 17 en el partido, el pasado 15 de marzo, Díaz se reunía con la corporación local para comunicarle a sus compañeros la decisión de dejar el partido debido a desencuentros políticos con el rumbo que estaba tomando el partido. Dos días después presentó la baja y aunque no fue hasta abril cuando dejó de formar parte oficialmente del gobierno municipal, hoy se cumple un año de su renuncia oficiosa.

-Ha pasado un año de su baja del BNG y el posterior proceso de tiranteces. ¿Cómo están las relaciones a nivel político ahora entre la corporación municipal y usted?

-Hay que decir que tirantez no hubo ninguna. Todas las discusiones fueron en el plano político y por tanto así se llevó todo mucho mejor. En todo momento hubo y hay absoluta cordialidad por parte de los compañeros. Posteriormente hubo un proceso en el que nos tuvimos que ajustar, porque no es lo mismo que cuando estaba formando parte de la corporación, pero obviamente, seguimos coincidiendo en muchos temas. Yo me presenté en 2015 con ellos y ayudé en la redacción del programa electoral. Aunque existen esos lugares fronterizos en los que tenemos diferente forma de enfocar la solución de los problemas.

-¿Cuál fue la catarsis que desembocó su salida del BNG?

-Si tuviera que decir un momento exacto me costaría bastante. fue un proceso que maduró durante bastante tiempo hasta que llegué a un punto, que fue la anterior asamblea del BNG que se celebró en febrero. Yo de ahí salí dándome cuenta de que era difícil encontrar mi sitio en el BNG. Cuando lo comuniqué en Poio recalqué que a nivel local no había problema, pero que a nivel nacional hay cosas que se acabarían trasladando al ámbito municipal.

-¿Cómo está llevando ese cambio de rol en su papel?

-Necesité mi tiempo de ajuste. Ahora trabajo de una manera diferente a la que estaba acostumbrada. Lo que sí me fui percatando es que se ven bastante diferentes las cosas desde fuera. Cuando eres miembro de un grupo, la capacidad crítica la tienes en un segundo plano. Se nota sobre todo en lo que me trasladan los vecinos. Quizá antes eso no me llegaba. Ahora veo más los errores.

-Usted ya se presentó a las autonómicas en una lista de En Marea. ¿Formará parte de la candidatura de este partido en las próximas municipales?

-Lo de las autonómicas fue una cosa un poco simbólica porque iba de suplente. Yo, a día de hoy, no estoy afiliada a ningún partido. Creo que echar la vista a lo que sucederá dentro de dos años es precipitado. A día de hoy, no lo podría decir. Lo que sé es que yo, por mi personalidad, me gusta trabajar por mejorar mi entorno. Tengo esa inquietud y me gustaría seguir aportando a Poio desde la política.

-¿Que ahora vote en más ocasiones lo mismo que el PP en los plenos le puede llegar a perjudicar?

-No debería afectar porque nuestras líneas políticas están muy diferenciadas, pero la pregunta es lógica. Creo que el hecho de que exista confluencia en determinados temas no quiere decir nada. En los plenos se aprueban muchas cuestiones por unanimidad. Además, a veces, aunque la postura sea la misma, los motivos que llevan a ella no. Un ejemplo es la maternidad subrogada. Se puede estar en contra como defensa de los derechos de las mujeres o por cuestiones religiosas.

-En dos meses alcanzaremos la mitad de esta legislatura. Como persona que conoce bien el programa del BNG, ¿en qué punto de ejecución se encuentra a día de hoy? ¿Qué promesas faltan por cumplir?

-Veo que hay muchas intenciones que no están resueltas ni se vayan a resolver. Quizá hay falta de iniciativa, seguimiento o insistenica a la hora de perseguir diferentes temas. Hay muchos que están en el aire y no se les termina de buscar una resolución.

-¿El hecho de llevar 22 años gobernando puede ser causa de todo eso?

-Los años tienen su parte buena y mala. La buena es la experiencia. La mala, que obviamente se genera desgaste. Esos 22 años tienen que pensar para bien y para mal. Igual las cualidades que hicieron del actual alcalde el mejor de la historia de Poio ahora pueden pesar en la balanza en el sentido contrario. La renovación es muy necesaria. Y no digo de personas, que no tiene porqué ser así. Creo que uno mismo se tiene que renovar y tener expectativas novedosas para reavivar ese proyecto para Poio.

-Uno de los temas recurrentes últimamente es el futuro de Tambo. ¿Confía en que la creación de la Mesa pueda resolver la situación?

-Yo llevé a Pleno el tema para buscar una reacción del Concello. Desde su desafección no se ha hecho nada a nivel municipal, más allá de alguna actividad y un estudio con la UVigo. A mí me gusta que esta Mesa se haya creado. Ahora hay que tener unas reuniones calendarizadas para que la cuestión no quede de nuevo en el limbo, que suele pasar mucho. Espero que no se cumpla el dicho de: cuando quieres evitar un problema, constituye una comisión. Yo, de momento, doy mi voto de confianza.

-Otras cuestiones que siempre están en el candelero son la EDAR y las aceras de Campelo. El cuento de nunca acabar.

-Así es. Sobre la EDAR es cierto que hay una sentencia que exige su construcción, pero el problema de saneamiento de la ría es mucho más profundo. En referencia a las aceras de Campelo, parecía que la llegada del PSOE a la Diputación podía desenquistar la situación, pero de momento todo sigue igual. Si existe voluntad, debe demostrarse.

-Por último, ¿cómo valora la gestión que se está haciendo en la Concellería de Cultura?

-Para empezar, creo que debería estar separada de la de Festexos. No se debe caer en popularizar tanto la cultura. Por lo demás, es pronto para valorar. Existe cierta labor continuista que yo agradezco, aunque no todo puede basarse en eso. Hay que apostar por evolucionar los programas. Veremos como avanza.

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