Mientras el Concello trata de convencer a la Xunta de que elimine carriles de tráfico en el puente de A Barca, el gobierno gallego no consigue que el ejecutivo local acepte el diseño de cuatro carriles para un tramo de la carretera de Vilagarcía y la futura variante de Alba (al menos como previsión para el futuro).
La Xunta insiste en esa opción y así se lo trasladó a Lores y Mosquera en la reunión del pasado lunes. Según las explicaciones municipales, el diseño de cuatro carriles se plantea para un tramo de un kilómetro de la PO-531 desde la rotonda de Campañó hasta la de Alba, donde comenzaría la variante, con otros 700 metros de longitud alternativos a la PO-225. En este caso, la intención autonómica es diseñar las grandes estructuras -un túnel bajo el tren y un puente sobre el río- con ancho suficiente para albergar en el futuro los cuatro carriles.
En el tramo afectado de la PO-531 se instalaría una mediana central y se trataría de dar cabida al tránsito peatonal y ciclista con una senda paralela de 2,5 metros de ancho. Sin embargo, ese circuito queda interrumpido por el paso elevado de la AP-9, donde se apuesta por un "caro y desproporcionado" túnel de 35 metros de largo y 2,5 de ancho por los rellenos de soporte de la propia autopista.
