El BNG logró en el pleno de ayer el apoyo de Marea (y de otros grupos municipales) en sus dos propuestas de acuerdo, mientras que la formación rupturista también sacó adelante sus dos mociones, una de ellas relativas a lo que el PP siempre calificó como el "timo del alcantarillado" por el que el Concello cobraba el saneamiento a las viviendas de las parroquias próximas a una tubería general de recogida de aguas residuales aunque no estuvieran efectivamente conectadas a la red.

Aunque las quejas vecinales y la polémica, especialmente en Campañó, fueron siempre canalizadas por el PP, fue ayer Marea la que acudía al pleno con la petición expresa de que se modificara el reglamento municipal de vertidos de modo que se pusiera fin a ese "timo del alcantarillado". La reacción del BNG, de aceptar de inmediato esa petición después de meses de oídos sordos al PP, llevó al portavoz popular, Jacobo Moreira, de acusar a Marea de "ir recogiendo las mociones que en su día presentábamos nosotros".

El concejal de Facenda Raimundo González Carballo, fue ayer el encargado de explicar cómo será el nuevo reglamento de vertidos, en el que "llevamos tiempo trabajando" y no solo corregirá el cobro del servicio en el rural, sino que se adaptará a la normativa surgida desde su aprobación, en 2007.

Así, se reduce de 100 a 50 metros la distancia de las casas a la red para ser obligatoria la conexión, si bien habrá excepciones para ello: cuando no haya una vía de acceso rodado de uso público; cuando haya que atravesar carreteras de otra administración o vías del tren; cuando afecte a redes eléctricas, de gas o similares o haya que cruzar un cauce fluvial y, finalmente, por imposibilidades técnicas. Eso sí, por el momento no está previsto devolver lo cobrado hasta ahora.