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Alcohólicos Anónimos constata un aumento del consumo de riesgo asociado al botellón

El Grupo Peregrino, que se reúne en la Casa Azul, ha recibido a más de 300 personas en la última década -La mayoría pide ayuda pasados los 40, después de años de adicción

Las noches de peñas son el botellón más grande que se celebra en la ciudad. En la imagen, la plaza del Teucro tras una de ellas. // G. Santos

El alcoholismo "va en aumento y más desde que existen los botellones, que han multiplicado el problema", señalan los portavoces de Alcohólicos Anónimos, una de las comunidades más activas en la atención a las personas que presentan consumos de riesgo de esta sustancia y que cuenta con un grupo permanente de ayuda en Pontevedra.

En la última década este grupo ha colaborado en la recuperación de más de 300 personas, a las que ha ayudado para salir de una espiral de intoxicaciones que ha interferido negativamente en su salud, equilibrio psicológico, vida social y laboral etc.

Las personas que demandan ayuda a Alcohólicos Anónimos rondan o han superado los 40 años, una edad que progresivamente se va rebajando. "La mayoría de los que llegan ya lleva un largo recorrido de consumo, pero la semana pasada llegó un estudiante de 25 años, algo infrecuente porque en general los jóvenes menores de 35 años suelen venir a tres o cuatro reuniones y no vuelven, lo normal es que superen esas edades", explican los integrantes de la organización.

Y es que en general los afectados recaban ayuda tras años de adicción, un efecto que también se percibe en otras drogas: de media los cocainómanos atendidos en el municipio capitalino han consumido durante 9 años antes de solicitar ayuda profesional.

En Pontevedra la edad media de inicio en el consumo de alcohol son los 14 años, temprana pero por encima en todo caso de la media estatal, que se sitúa en 13,5. Cada mes los servicios de emergencia atienden a 17 menores por intoxicaciones etílicas y los estudios realizados por el equipo de Prevención de Conductas Adictivas del Concello alertan de la escasa percepción de riesgo que los propios adolescentes, pero también los adultos, tenemos sobre el consumo de drogas sociales.

José B. (Pontevedra, 1962) es uno de los integrantes del grupo de Alcohólicos Anónimos que explican a FARO que "mucha gente no se da cuenta de que tiene un problema con el alcohol, es casi el problema más grave". Este efecto se proyecta al botellón: "hay poca conciencia de lo que supone, y como es una droga permitida tampoco se publicitan en exceso las consecuencias que realmente puede acarrear el alcohol. Por nuestra experiencia vemos que hay muchas personas afectadas y ni lo saben", explica.

Después de llevar año y medio en el programa, añade, "un día paseando por Pontevedra me encontré a unos jóvenes de botellón y pensé que no saben dónde se está metiendo, me ví a mi mismo solo unos meses antes".

En los programas de divulgación Alcohólicos Anónimos se insiste en que nadie es demasiado joven (o mayor) para sufrir alcoholismo; tampoco para rehabilitarse. Se sugiere que respondan a un test de 12 preguntas (como si beben cuando se enfadan con sus padres, en solitario, si ha bajado su rendimiento académico etc) para comprobar si la bebida se está convirtiendo efectivamente en un problema en su vida.

La Casa Azul fue escenario ayer de una de las reuniones del Grupo Peregrino de Alcohólicos Anónimos. Entre los participantes, José B. , que este mes es el encargado de responder al teléfono habilitado por la comunidad para prestar ayuda a las personas en fase de rehabilitación.

Éstas son recibidas a su llegada a Alcohólicos Anónimos por otros integrantes que les explican los problemas y fases que ellos mismos experimentaron con su adicción. "Ya que a ellos les puede pasar algo parecido, les decimos cómo nosotros intentamos solucionarlo, pero siempre con sugerencias, ellos pueden seguir nuestro ejemplo o buscar otras formas, solo buscamos ayudar, nunca imponer".

Los nuevos integrantes del grupo reciben documentación sobre el alcoholismo y posibles estrategias para salir. "Les damos el mensaje y de ellos depende si continuar o si optar por otras alternativas".

El mismo programa de Alcohólicos Anónimos, si bien readaptado para otras sustancias y comportamientos de riesgo, se aplica también para narcóticos, abuso de comida, ludopatías etc, aunque por el momento estos grupos están radicados en otras ciudades gallegas, caso de Santiago.

Los miembros no pagan honorarios ni cuotas sino que la comunidad se mantiene con contribuciones voluntarias. Tampoco está afiliada a ninguna religión, partido político, institución etc. "Nuestro objetivo primordial", resumen sus integrantes, "no es participar en polémicas o investigaciones sino que es mantenernos sin beber alcohol y ayudar a otros alcohólicos a alcanzar el estado de sobriedad".

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