Contar con preferencia cuanto el Concello adjudique los numerosos puestos vacantes, de modo que se limite el accedo de otros comerciantes a esas bancadas vacía; y facilitar el traspaso de estas concesiones públicas de padres a hijos, por ejemplo. Son dos de las alegaciones que las dos asociaciones de vendedores de la Plaza de Abastos han presentado al nuevo Reglamento del Mercado, que aprobó el Concello inicialmente hace algunas semanas y que ha permanecido desde entonces expuesto al público.

El concejal del área, Vicente Legísima, ya adelantó ayer, a falta de los informes técnicos, que algunas de estas peticiones van en contra de normas europeas de libre concurrencia.

Una de las alegaciones está firmada por Celia Abal, una de las portavoces de los usuarios, y solicita que "se permita la transmisión de la concesión a terceros, sin mayor limitación que la subrogación de derechos y obligaciones en lo que resto del plazo de tiempo de la concesión". Otra de sus peticiones es que se concrete "la preferencia en la adjudicación de los actuales concesionarios, a quienes les asiste el derecho de optar a cualquier bancada o caseta vacante". También reclama que aquellas concesiones otorgadas por 25 años puedan "renovarse por periodos temporales" hasta un máximo de 50.

La otra alegación, firmada por María del Carmen Santos en representación de la Asociación de Profesionais da Praza de Abastos de Pontevedra, incide en aspectos muy parecidos. Así, pretende que se contemplen "prórrogas sucesivas de cinco años, hasta un máximo de 50 años" y hace especial referencia al eventual proceso de adjudicación de los puestos vacantes, siempre con el reconocimiento de "preferencia" a los actuales vendedores.

En este sentido, se reclama que en estos casos, además del derecho de tanteo y retracto de los actuales usuarios, se admita también el "derecho de cesión (de una concesión pública) a favor de sus parientes hasta tercer grado de consanguinidad o afinidad, cónyuge y personas vinculadas por análoga relación de afectividad" .

Otro de los puntos conflictivos es el relativo a los traslados, una pretensión que el gobierno local persigue desde hace tiempo con el fin de concentrar en la planta baja a todos los vendedores actuales y destinar el piso superior (donde el número de puestos en funcionamiento es muy escaso) a otros usos, en especial un "espacio gastronómico sostenible". En ese recinto ya se celebra desde hace un año la Sétima Feira y hay una ludoteca.

Al respecto, la asociación también reclama preferencia para los usuarios actuales e incluso que la persona que tenga que cambiar de ubicación por decisión municipal sea "indemnizado por los daños y perjuicios del traslado no consentido". Insiste este colectivo en la facilidad de los traspasos, alegando el "carácter eminentemente familiar de este sector" y que "la venta en los mercados ha venido transmitiéndose de padres a hijos".

Sugieren, por otra parte, que se cree una Asociación de Concesionarios que actúa como interlocutor con el Concello, y una Junta del Mercado de Abastos que controle la gestión del recinto.