Un total de 6.758 metros cuadrados y un presupuesto de 1.853.000 euros. Son las cifras básicas del proyecto definitivo de reforma y peatonalización del puente de O Burgo, que apuesta por eliminar el tráfico de todo el viaducto, pero lo mantiene, con restricciones, en sus dos cabeceras, que también serán objeto de remodelación.

El concejal de Mobilidade, Luis Bará, confía en poder licitar las obras este mismo año, si bien es precisa una autorización previa de la Dirección Xeral de Patrimonio Histórico, al tratarse el puente de un bien protegido, y el visto bueno de Costas.

La actuación se divide en tres ámbitos. La reforma del propio puente, que se lleva la mitad de la inversión, incluye el cambio del pavimento, para crear una plataforma única a base de losas de piedra, la sustitución de las barandillas y la eliminación de las farolas, que serán reemplazadas por una iluminación rasante y otra para resaltar los arcos del viaducto.

En la cabecera Norte, en O Burgo, se creará una plaza pública de unos 4.000 metros cuadrados, arbolada y peatonal, salvo un tramo donde se mantienen los carriles de circulación para unir las calles Domingo Fontán y Xoán Manuel Pintos.

En la cabecera Sur, junto a la plaza de García Escudero, se conservan los cuatro carriles actuales de la avenida del Uruguay, pero resaltados con un gran paso de peatones elevado, al nivel del futuro pavimento del puente.

Bará, que desde las elecciones autonómicas pasadas es también parlamentario del BNG en Santiago, seguirá compaginando los dos cargos. Pese a que en su día se anunció que dejaría el Concello con el inicio del año, ahora admite que "no hay fecha" para esa hipotética marcha.