La jornada de ayer fue por fin de tregua después de tres días en los que el tren de borrascas apenas no dio respiro a los pontevedreses. Sin embargo, esto no fue sinónimo de descanso ni para la policía ni para los equipos de emergencia. Los bomberos de Pontevedra, por ejemplo, continuaban ayer atendiendo sin descanso numerosas incidencias que se encontraban en cola después de tres jornadas en las que sumaron más de setenta salidas.

Se trataba de fachadas pendientes de sanear, o de la revisión de algunos inmuebles en los que, tras una primera intervención de urgencia, estaban pendientes de una actuación de mayor profundidad. Árboles caídos que todavía no habían podido ser retirados, vallas publicitarias, señales de tráfico..., el panorama era el mismo en casi todos los ayuntamientos de la comarca que poco a poco tratan ahora de volver a la normalidad y hacer balance de daños.

Ponte Caldelas

Ponte Caldelas fue uno de los concellos que ayer hacía un repaso de los daños que sufrió con el temporal. Se registraron más de 50 incidencias enter el viernes y el sábado. Las caídas de árboles fueron la principal dificultad pues en una veintena de casos llegaron a obstaculizar algunas de las carreteras locales, autonómicas y provinciales. El gobierno local destaca que la brigada de obras estuvo activa durante estos días y sus seis operarios apenas pudieron dormir en dos días. El esfuerzo continuaba ayer con la retirada de los últimos escombros derribados por el temporal.

Los árboles también cayeron sobre dos casas de Ínsua y en una tercera de Cuñas. Otro árbol cayó sobre la barandilla del paseo de A Calzada y la crecida del Verdugo provocó desbordamientos. De hecho, el viernes fue necesario rescatar a una persona que quedó dormida en su coche en el paseo fluvial.

Los problemas con el suministro eléctrico también se iban solventando aunque todavía persistían ayer en algunas zonas de Barro, Campo Lameiro y A Lama.