Al temporal de viento y lluvia hay que sumar ahora el desbordamiento de ríos que están provocando importantes trastornos en la circulación por viales secundarios.

El Umia salió de su cauce en los últimos kilómetros de la desembocadura, desde Baión hasta Cambados.

En Pontearnelas ya ha alcanzado las inmediaciones del Club de Piragüismo O Muiño, aunque todavía no inundó la planta baja del edificio como ocurrió en otras muchas ocasiones. En estos casos, los integrantes del club suelen poner a salvo todas sus pertenencias en el piso superior.

La crecida del Umia suele coincidir con la apertura de compuertas en el embalse de A Baxe (Caldas de Reis) que vuelve a estar al cien por cien de su capacidad.

En esta ocasión es llamativo porque las precipitaciones registradas en los últimos días han sido muy inferiores a otras ocasiones, con una media de treinta litros por metro cuadrado.

De todos modos, continúa la alerta por lluvias torrenciales en la comarca, con lo que no se puede descartar que el agua siga aumentando en altura en las zonas que habitualmente se inundan, especialmente en As Aceñas.

La presencia de ramas y otros objetos que taponan el paso influyen en las crecidas.

Armenteira

Uno de los efectos más generalizados en el municipio de Meis está relacionado con el largo corte de luz que han sufrido en varias parroquias del entorno de Armenteira.

Los lugares más afectados fueron Busto, Balboa y Vilar que permanecieron sin suministro desde las once de la noche del viernes hasta la una de la tarde del domingo.

En Couso o Cabeza de Boi ya recuperaron el suministro a mediodía del sábado porque estos núcleos no dependen del transformador de Poio, donde se registró la avería.

Cristina Gallo Kosiorek, perteneciente a la asociación de vecinos, asegura que la situación ha causado importantes pérdidas económicas.

"Hace poco que concluyó la época de la matanza y la carne guardada en los arcones congeladores ya no se puede consumir porque se estropeó al romperse la cadena de frío", lamenta.

"Esta es una zona rural en la que se vive de una forma diferente a las ciudades por lo que la conservación de los alimentos procedentes de la granja es muy importante", explica.

Pero también recalca que en el siglo XXI parece ilógico que el suministro eléctrico se interrumpa tantas horas. "Los dos bares, A Fonte y O Comercio, abrieron los dos días a la luz de las velas y uno de ellos con un campingás para poder hacer las comidas". "Parecían pueblos fantasmas", describe Cristina Gallo indignada por un fin de semana en el que "volvimos al siglo XIX" pero en el que se utiliza tecnología del XXI donde la electricidad es un servicio básico.