El primer temporal del invierno fue también uno de los más fuertes que se recuerdan en los últimos años, sobre todo en lo que respecta a la fuerza con la que sopló el viento. Las rachas atemporaladas, que en las estaciones del centro de la ciudad alcanzaron los 85 kilómetros pero que en otros puntos como A Lanzada superaron los 120 kilómetros por hora, fueron las causantes de la mayoría de las incidencias que mantuvieron en jaque durante toda la jornada a los servicios de emergencia.

En Pontevedra ciudad, el reguero de emergencias dejó sin resuello a los bomberos y a la Policía Local durante toda la jornada. Desde las dos de la madrugada cuando se notificaron las primeras incidencias, hasta primera hora de la mañana, en la centralita de la policía municipal se recibió un centenar de avisos por caídas de tejas, árboles, vallas, canalones, chapas..., y la cosa no se quedó ahí. Los bomberos fueron poco a poco atendiendo durante toda la jornada y sobre las siete de la tarde, casi sin tiempo a reponerse, de nuevo regresó el temporal.

"Fue una noche dura", reconocía la concejala de Seguridade Cidadá, Carme da Silva. La edil se congratulaba que, pese a los cuantiosos desperfectos que se produjeron, no hubiera que lamentar daños personales.

Los incidentes más graves se produjeron en la calle Santiña, en O Burgo; en donde el viento levantó por completo la cubierta de un edificio que voló atravesando la calle e impactando contra el tejado y la fachada del edificio de enfrente, causándole importantes daños (rotura de canalones, cristales o persianas, entre otros). Luego, los restos de la cubierta cayeron a la calle causando daños a una docena de vehículos, aproximadamente.

El otro siniestro de consideración se produjo en la calle Princesa, al desplomarse parte de la fachada de un inmueble del centro histórico. La pared del tercer piso de este edificio y parte de su tejado se vinieron abajo. Fue necesario cortar la calle mientras se realizaban las labores de desescombro. El vial permanecerá cortado para el tráfico de vehículos aunque se habilitó un pequeño paso peatonal. El inmueble afectado está en los aledaños del colegio San José, pero el centro no se vio afectado por el derrumbe.

El Concello ya ha contactado con el propietario quien ayer estaba estudiando con los técnicos municipales las medidas que es necesario que se adopten para evitar nuevos derrumbes. Algunos de los vecinos de la zona lamentaban que el desplome, pese al temporal, era "algo que se veía venir", pero desde el Concello se insistió en que se trata de una propiedad privada en donde no pueden intervenir, siendo responsabilidad de sus propietarios el mantenimiento.

No obstante, la pérdida más valiosa a causa del temporal fue, para el gobierno local, los daños que el fuerte viento provocó en los tres cedros del Líbano centenarios de los jardines de Vicenti. Carme da Silva recordó que estos tres ejemplares son unos venerables "ancianos" que forman parte desde su construcción de los emblemáticos Jardines de Vicenti. Datan de finales del siglo XIX y los tres gozan del máximo nivel de protección por su valor patrimonial al estar incluidos dentro del catálogo de árboles "senlleiras" de la Xunta. Los ejemplares quedaron prácticamente destrozados por la fuerza del viento. Entre los restos de los árboles y el mobiliario de la terraza de la cafetería Blanco y Negro la entrada a las Palmeras (que se prohibió durante buena parte de la jornada) parecía una zona de guerra.

Dos de los árboles son los más afectados. Los técnicos del Concello ya comunicaron a la Consellería que estos ejemplares habían resultado afectados. El ayuntamiento no da por perdido ninguno de los ejemplares, pero reconocen que son poco optimistas con lo que respecta a dos de ellos. Con todo, ayer se tomaron las primeras medidas para intentar salvarlos. Por ejemplo, se trató de asegurarlos ante el aviso de un nuevo temporal por la tarde. En cuanto remita el mal tiempo, los técnicos municipales valorarán cuáles son las medidas ha adoptar para intentar salvarlos, siempre de acuerdo con la Consellería.

Pontevedra tampoco fue ajena a los problemas con el suministro eléctrico que dejó a hasta 180.000 clientes sin luz en Galicia. Por ejemplo, hubo cortes de luz en el centro y en Xeve un árbol cayó sobre un poste del tendido eléctrico provocando una avería.

En el resto del municipio las estampas se repetían. Numerosos árboles caídos cortando carreteras y calles (en Pontevedra el más espectacular fue el de un gran ejemplar que se derrumbó sobre la plaza de Valentín García Escudero), vallas por el suelo (se cayó toda la que rodea el perímetro del nuevo edificio judicial de A Parda) o medianeras y cubiertas de edificios que se venían abajo (en Campo da Torre se cayó una dañando varios vehículos). El túnel peatonal de acceso al campus bajo la avenida de Compostela tuvo que cerrarse por la caída de un árbol.

En cuanto al tráfico. La marea alta provocó problemas en la Avenida de Marín, y la AP-9 y el puente de A Barca permanecieron cortados al tráfico entre las cinco y media y las siete y media de la madrugada por la caída de chapas del viaducto. Una de ellas llegó a golpear a un vehículo.