El derribo del edificio apuntalado que se encuentra en el número 19 de la Avenida da Barca será por fin derribado. Casi nueve años después de haber sido declarado construcción en ruinas, el próximo lunes comenzarán sus labores de demolición.

El pasado día 3 de diciembre, FARO publicaba que la prórroga de derribo solicitada por el actual propietario había vencido y, por tanto, el Consistorio ofrecía como plazo máximo para ejecutar su demolición hasta abril, ya que la idea del gobierno municipal era evitar hacer coincidir esta obra con los períodos vacacionales de Semana Santa o verano.

Finalmente, las labores de demolición comenzarán el próximo lunes día 6, lo que ha obligado a establecer un plan para desviar el tráfico de la zona. Pese a que existía la opción de tener que cerrar completamente la PO-308 en ese tramo, finalmente Concello y Policía Local acordaron liberar para la circulación de vehículos el carril más alejado de la edificación, ya que la obra solo tendrá que invadir el que va dirección a O Grove.

Rutas alternativas

De este modo, la idea de la ruta alternativa en A Barca pasa por dirigir a los vehículos en la rotonda de A Barca hacia la subida de A Caiera para, una vez allí, coger la rotonda de Campañó y girar hacia la izquierda, en dirección Poio. De este modo, los vehículos saldrán directamente a la PO-308 en la rotonda de Andurique.

Además, las obras hacen que quede restringido el paso para vehículos pesados por la zona de la demolición excepto para servicios, transporte escolar o transporte regular de personas. Asimismo, desde la PO-310 se puede circular dirección al Polígono de O Vao o bien hacia Antelo y Mariño en dirección a la calle Andurique.

De este modo, la Policía Local recomienda utilizar la variante VG desde la carretera de Vilagarcía en dirección a Sanxenxo, tanto para vehículos ligeros como, sobre todo, para los pesados.En un principio, las labores de demolición finalizarán el viernes 10, por lo que el fin de semana podría quedar restablecida la normalidad en cuanto al tráfico.

En un principio, el plan de urbanismo actual contempla la posibilidad de construir un nuevo edificio de características similares al contiguo, el número 23, que tiene una altura de cinco pisos pero tuvo que sufrir un retranqueo.