El Camino Portugués es uno de los grandes atractivos turísticos de la comarca. Gracias a la presencia de la ruta a Compostela, los tres municipios del Umia recibieron durante el 2016 más de 50.000 visitantes. Si bien muchos simplemente estuvieron de paso, otros sí pararon en Barro, Caldas de Reis o Portas, el trío de localidades por las que pasa la vía lusa hacia la Catedral santiaguesa.
De hecho, los albergues de estos municipios fueron varios de los puntos que más notaron ese incremento exponencial del número de peregrinos. Caldas de Reis, que debido a sus más de 20 kilómetros de distancia con Pontevedra suele ser final de etapa, fue la localidad más beneficiada en cuanto al número de paradas de caminantes. La localidad caldense cuenta con cuatro albergues privados en el núcleo urbano y dos más en el rural para conformar un total de seis. Pese a que en el Concello no tienen datos sobre el número de hospedajes el año pasado, el hecho de ser final de etapa y la amplia oferta de locales conducen a pensar que la cifra supera con creces las 15.000 estancias.
De hecho, el regidor, Juan Manuel Rey, confirmó a FARO que el próximo 31 de julio ya tiene "cerrada" la llegada de 1.000 visitantes de un grupo católico que dormirán, en un principio, en los pabellones municipales.
Por su parte, pese a que Portas y Barro cuentan con el condicionante de estar demasiado próximos a Pontevedra y Caldas, dos destinos finales de etapa, ambos lograron buenas cifras en sus alojamientos. Barro cuantificó aproximadamente unas 1.500 paradas en el único albergue que cuenta en sus dominios, situado en A Portela. Asimismo, en Portas, el albergue de Briallos acogió a 1.775 personas en 2016.
A mejorar
Al margen de los datos de tránsito y ocupación, que los tres alcaldes de los municipios del Umia valoran como "muy positivos", los regidores también señalan los puntos a mejorar en un trayecto que cuenta con lugares "peligrosos". Xosé Manuel Abraldes apunta hacia tres localizaciones "negras". El más preocupante es "el que une Barro con Portas (también lo destaca así el regidor portense, Víctor Estévez). El paso por el puente obliga a salir a la Nacional a través de un sendero que supone "un gran peligro". De ello están advertidos tanto la Deputación como la Xunta, encargada de velar por la seguridad en el Camino. La idea pasa por establecer un sendero peatonal paralelo a la carretera pero, de momento, no hay proyecto alguno.
