Los contratos-programas procuran una mejora de la calidad de la enseñanza para reducir el porcentaje de alumnado con bajo rendimiento. Para eso, cada centro de enseñanza analiza sus defectos y fortalezas y propone a la Administración educativa la firma de un documento, el "contrato-programa", en el que se proponen actuaciones para la mejora del alumnado. De este modo, la actuación funciona como un ejercicio de autonomía de los centros, posibilitando que diseñen sus propios planes de mejora en base a sus necesidades particulares. Por lo tanto, la iniciativa permite visibilizar y poner en valor el esfuerzo y la inversión, tanto del centro como de la Administración educativa, para el éxito escolar, haciendo partícipe al profesorado mediante el reconocimiento de su labor.