Después de que la Consellería de Sanidade decretase esta semana la catalogación de la playa de Raxó como "no apta para el baño", el gobierno local de Poio ha adoptado la decisión de realizar un seguimiento periódico a las aguas de dicho emplazamiento a partir del próximo mes de enero.

Desde el concello consideran que los malos resultados que se han obtenido en los últimos análisis puntuales provienen de vertidos puntuales que podrían proceder de la conexión de uno de los edificios de la zona a la red de aguas pluviales en lugar de a la de fecales, con el consiguiente vertido al mar.

El alcalde Luciano Sobral considera excesivo hacer extensibles los resultados puntuales de una toma recogida en diciembre al estado de las aguas de Raxó durante todo el año 2017 y por ello ha encargado llevar a cabo este seguimiento tras el comienzo del nuevo año para, si los análisis arrojan unos resultados satisfactorios, dirigirse de nuevo a la Consellería de Sanidade para que sus técnicos vuelvan a evaluar el estado de las aguas y puedan cambiar su evaluación de "suspenso" para retirar los carteles de recomendación de no bañarse en dicha playa situada a escasos metros de Xiorto, uno de las dos emplazamientos distinguidos en Poio cada verano con la bandera azul de calidad.