José Lage Radío recibió ayer el último adiós de sus familiares, feligreses y amigos en la iglesia de Xil, su localidad natal en el municipio de Meaño, hasta donde se desplazaron vecinos de la parroquia de San Bartolomé, donde ejerció como párroco durante casi 20 años. José Lage Radío (y no su hermano Raúl como por error se recogió ayer en este periódico) fue velado en el domicilio familiar y posteriormente decenas de personas llenaban la iglesia para acompañarlo en la despedida.

El párroco emérito de San Bartolomé falleció a los 84 años tras varios meses en los que su salud empeoró y que pasó en la casa familiar. Con anterioridad, había sido sustituido por su hermano Raúl Lage Radío, actualmente al frente de la parroquia capitalina. En 2010, al cumplirse sus bodas de oro como sacerdote, José Lage Radío recibió el homenaje de los vecinos de su parroquia. Fue una oportunidad para recordar una vida dedicada al sacerdocio que arrancó con su ordenación en 1960. Su primer destino fue la parroquia de Nantes, en Sanxenxo, en donde asumió la restauración de la iglesia, un proyecto que encabezó el arquitecto Alejandro de la Sota.

Tras ejercer como docente en el seminario, cursó en Madrid un postgrado de Psicopedagogía antes de regresar a la vida pastoral como párroco en San Benito y Santa María, en Santiago. A principios de la década de los noventa fue destinado a San Bartolomé, una parroquia, resumía, "muy activa, comprometida y trabajadora" en la que José Lage Radío veía el reflejo de lo que le gustaría que fuesen los cristianos: "gente moderna, gente sana, gente comprometida y que haga posible una vida relativamente feliz", no seres aislados sino "implicados en transformar y ayudar a los demás".