El segundo intento de la oposición de poner coto al plan municipal de "lombos" recibió ayer la puntilla del equipo de gobierno, que decidió de forma oficial lo que ya se intuía desde hace semanas: paralizar por completo el acuerdo adoptado por la oposición en pleno hace más de nueve meses, en febrero pasado, por el que se imponía al BNG una regulación de los más de 350 "lombos" existentes en el municipio de modo que se adaptaran a la normativa del Ministerio de Fomento.

La decisión, adoptada mientras el alcalde, Miguel Fernández Lores, defiende en China el modelo urbano pontevedrés, se basa en varios informes técnicos, pero en el fondo está el convencimiento del BNG de que la oposición "solo quiere atacar ese modelo". Los citados informes fueron elaborado por el jefe de la Policía Local, el ingeniero y el arquitecto municipales, y todos ellos esgrimen que esta normativa, aplicable en las carreteras estatales pero no en las calles municipales, supondría "eliminar muchos de los actuales reductores de velocidad, con una importante merma de la seguridad vial, dificultar la accesibilidad universal y reformar otros, con un gasto que superaría los dos millones de euros", según la alcaldesa en funciones, Carmen da Silva.

Al tratarse de un acuerdo del pleno que implica un gasto, la junta de gobierno tiene potestad para decidir si se aplica o no y la resolución de ayer era la esperada, como ya se hizo en su día con otro pacto parecido de la oposición, impulsado entonces por el PSOE, para abrir "rutas sanitarias libres de lombos": dejar sin efecto la modificación de la ordenanza de circulación que proponía el PP, con el apoyo de socialistas, Marea y Ciudadanos.

Dimensiones

La norma de Fomento que el PP exigía aplicar, para su incorporación como obligatoria en la ordenanza municipal de circulación, establece el ancho máximo de la "meseta" de cada "lombo" en cuatro metros y su altura, en diez centímetros, con una pendiente en las rampas entre el 4 y el 10% según la velocidad. Además, se aconseja que entre uno y otro haya una distancia mínima de 50 metros. Según un informe técnico, de los 353 "lombos" censados en el municipio, el 77% (en concreto 272) no se adaptaría, por exceso o por defecto, a esa reclamada ordenanza, lo que obligaría a su modificación o eliminación. Aclara que solo siete "son más duros" de lo exigido por el ministerio, por tener una rampa más inclinada de lo permitido o por otras razones. En cambio, otros 265 habría que modificarlos también por todo lo contrario, ser "más suaves" de lo que propone la ordenanza que defiende la oposición.

Da Silva explicó que con estos informes técnicos en la mano "se acordó mostrar la disconformidad del gobierno local" con este cambio en la ordenanza "por sus repercusiones económicas y por implicar obras innecesarias para los objetivos propuestos".

Diseños de 2010

El PP, y con él el resto de la oposición, siempre se queja de la "gran variedad" de diseños, con alturas y rampas diferentes y el gobierno local replica esgrimiendo esta orden de Vivienda y diciendo que cada calle requiere de su propia solución para calmar el tráfico y no vale un "lombo" tipo para todas. Con el acuerdo de ayer, el Concello seguirá aplicando un informe elaborado por los técnicos en 2010, que dice que el objetivo de los "lombos" es "mantener mediante elementos físicos una velocidad reducida, garantizar la accesibilidad a personas con dificultades motoras y mejorar la seguridad de los peatones". Añade, sobre la altura de los pasos, que "hay diferentes criterios" incluso en Fomento, ya que su orden de 2008 habla de un máximo de 10 centímetros, pero una guía sobre diseño urbano de 2003 apunta a 14, la altura habitual de los bordillos de las aceras. También cita las recomendaciones sobre anchura, distancia entre pasos y pendiente de las ramas, que en Pontevedra oscilan entre el 10 y el 6%, "más suave de lo que propone el Estado", indica el informe.