Comenzaron en 2012, cuando la crisis estaba golpeando con más dureza a la sociedad pontevedresa. "Nos dimos cuenta que los más perjudicados por toda esta situación era la parte más débil de la sociedad, los niños", explica Darío Gil, bombero en el parque de Pontevedra. "No sabíamos como podíamos ayudar a mitigar el impacto de la crisis entre los más pequeños y decidimos que una buena idea era abrir el parque a la ciudadanía", añade. "La población podría conocer nuestro trabajo y nosotros aprovecharíamos para realizar una colecta de productos infantiles que después se entregarían a aquellas familias con más dificultades", explica.

Cuatro años después, la iniciativa se ha consolidado como un éxito rotundo. Cientos de niños y mayores disfrutaron ayer de lo lindo visitando el parque municipal de bomberos de Pontevedra y, de paso, contribuyeron donando juguetes, alimentos infantil y también ropa, pañales, toallitas y otros productos de higiene para los más pequeños de la casa. También material escolar. La aportación solidaria de los pontevedreses fue tan elevada que el gimnasio de los bomberos no fue suficiente para albergar todos los artículos donados por la ciudadanía, superando así la importante cantidad de productos obtenidos el pasado año.

A cambio, los visitantes podían participar en un completo "tour" por las instalaciones de los bomberos. Empezando por conocer las instalaciones, el vestuario, los materiales o como se organizan cada vez que tienen que responder a una emergencia. Continuaban explicando el funcionamiento de cada uno de los camiones, desde el multiusos a aquellos vehículos más especializados. La visita incluía una demostración de rescate en altura, para lo que también están preparados los bomberos de la ciudad; y continuaba con una lección sobre excarcelación a víctimas de vehículos, con explicaciones prácticas sobre un vehículo real accidentado.

Esta jornada tan especial con los bomberos (que se extendió desde las diez de la mañana a las dos de la tarde), terminaba con lo más esperado por los pequeños. Ellos mismos pudieron tomar entre sus manos unas mangueras y disparar a chorro limpio agua como si estuvieran sofocando un gran incendio.

Ahora a los bomberos todavía les queda un gran trabajo que es clasificar todo el material que se hará llegar a las familias más necesitadas a través de Redeaxuda y la asociación Boavida.