La defensa del acusado del crimen de Pontesampaio, Juan Antonio Lusquiños Bustelo, sostiene que el procesado, quien reconoció ser el autor de los hechos, actuó con sus facultades mentales afectadas por "la ofuscación" y bajo una "depresión" y un supuesto trastorno psiquiátrico que padecía, según dice, como consecuencia de la ruptura de la relación entre ambos por parte de la víctima, Concepción Reguera Peón, unos tres meses antes.

Lusquiños Bustelo reconoció que la noche de los hechos sintió la "necesidad" de ver a su expareja tras contemplar su coche aparcado ante la casa de unos amigos en Arcade. Decidió ir a esperarla a su casa de Pontesampaio y cuando finalmente llegó asegura que ella lo invitó a subirse a su coche. Reconoce que allí se produjo una discusión y que, ante los nervios que sentía, el acusado sacó una navaja "que llevaba encima siempre" con el objetivo de liar un porro. El acusado aseguró que la discusión entre ambos "subió más el tono" y reconoce que después la acuchilló varias veces con la navaja primero dentro del coche y después fuera. "Se me fue de las manos", "me cegué", fueron algunas de las frases que el acusado manifestó ante los miembros del jurado. No pudo precisar ni cuántas puñaladas asestó ni en qué partes del cuerpo. Luego reconoció que huyó en el coche de la víctima hacia el monte, sin rumbo, "a donde me llevó la mente". Y asegura que desconocía que había ocasionado la muerte a su expareja hasta que fue detenido por la Guardia Civil y se lo comunicaron. Los agentes lo encontraron en las inmediaciones de su casa, tras quitarse la ropa, pero el acusado insiste en que su intención siempre fue entregarse.

Lusquiños Bustelo se dirigió en su declaración a la familia de la víctima para decir "lo siento" y que ahora "no voy a poder devolvérsela nunca".

La defensa reconoció el homicidio y pide que se le imponga una pena de diez años de cárcel por homicidio. Reclama que se apliquen los atenuantes de obcecación y que la intención del acusado no era matar. También pidió el atenuante de confesión y alegó que actuó bajo graves problemas psiquiátricos que padecía como consecuencia de la profunda depresión que padecía desde ruptura con la víctima que se había producido el pasado mes de agosto. El letrado añadió que en este periodo tras la ruptura y hasta el crimen, que este trastorno incluso llevó al acusado a intentar quitarse la vida. Tanto la Fiscalía como la Xunta entienden inicialmente que no se hallaba afectado por ninguna patología o trastorno mental. De hecho, en el escrito de acusación popular se detalla que en sus respectivas declaraciones el propio acusado "afirmaba asumir las consecuencias de sus actos". Solicitan 20 años por asesinato.