El gobierno local ya dispone de los primeros datos básicos sobre el futuro sistema de compostaje para el tratamiento de las basuras que pretende implantar desde el año 2017. Los estudios elaborados por un grupo de técnicos vinculados al plan Revitaliza de la Diputación determinan que la materia orgánica producida por más de la mitad de la población -en concreto 44.000 habitantes, el 55% del total del municipio- será tratada en su lugar de origen, bien mediante composteros individuales en cada casa o bien con composteros colectivos por los barrios. Los restos de comida del 45% restante (unos 39.000 vecinos) deberán llevarse a una planta de compostaje, la de A Canicouva cuando esté en funcionamiento.

Así se detalla en el primer informe sobre las necesidades básicas de medios materiales y humanos de los que dispone el Concello y que servirá de base para convocar el futuro concurso de recogida de basuras. Según explicó ayer la concejala Carmen da Silva, la futura planta de compostaje que el Concello pretende construir en los montes de la parroquia de A Canicouva se diseñará para tratar alrededor de 6.000 toneladas al año de materia orgánica El documento señala que de los 83.000 habitantes del municipio, alrededor de 39.000 (el 45% aproximadamente) utilizarán la proyectada instalación de A Canicouva, ya que no es posible tratar la materia orgánica de sus hogares mediante composteros, bien individuales o bien colectivos, según explica la concejala Carmen da Silva. Se trata en su mayor parte de residentes en la zona urbana más densa.

Barrios y rural

Sí será posible utilizar composteros para el 55% de la población, unos 44.000 habitantes. De ellos, alrededor de 21.000 (el 26%) contarían con recipientes individuales en sus propias casas y que dispongan de huerta, preferentemente en el rural. Se calcula que harían falta unos 8.800 composteros, todos ellos aportados por el Concello. Otro 30% (unos 23.000 habitantes) dispondrían de composteros comunitarios en sus barrios, como ya ocurre en Monte Porreiro. Campolongo y O Gorgullón son otros ejemplos donde se colocarían estos centros de compostaje, unos 190, según las primeras estimaciones.

De este modo se estima que unas 15.000 toneladas de materia orgánica (restos de comida) serían "recicladas" cada año para ser convertidas en compost, de tal forma que no sería necesario su envío a Sogama. Se trata, aproximadamente, de la mitad de toda la basura que remite ahora el Concello a esta empresa.

Por el momento no hay un calendario concreto para implantar todo este sistema y todavía es necesario determinar el sistema de recogida, vinculado al futuro contrato del servicio, cuya concesión actual concluye en junio de 2017. Se baraja añadir un quinto contenedor, solo para materia orgánica, a los cuatro de papel, vidrio, envases y residuos generales, ya existentes ahora en la calle.

Da Silva explica que los técnicos aún analizan el mejor modo de depositar la basura en la calle y no se descarta otra distribución de contenedores, de tal forma que los restos generales y los envases se unifiquen en un solo recipiente.

También se estudia el funcionamiento concreto de la futura planta y si recibirá residuos orgánicos de algún municipio limítrofe, si bien la preferencia es limitar su uso exclusivamente al de Pontevedra. Todo ello se definirá al mismo tiempo que se elabora la documentación para sacar a concurso el nuevo servicio de recogida de basura.

El contrato actual con Cespa concluye en junio próximo y el proceso pasa por disponer del plan de residuos -del que ayer se avanzaron los primeros datos-, elaborar un reglamento del servicio, redactar los pliegos del concurso y licitarlo. No hay seguridad de que todos estos trámites estén listos a tiempo por lo que no se descarta una posible prórroga a Cespa hasta que esté adjudicado el servicio.

Más personal

Además, es necesario realizar un estudio detallado de los costes. Aunque se estima que podría reducirse a la mitad la factura actual por el canon de Sogama (bajarían los envíos de 30.000 a 15.000 toneladas de basura al año), ese ahorro podría quedar solapado por un aumento de los gastos en la recogida y, sobre todo en el personal, ya que cada centro de compostaje colectivo necesita de al menos un par de técnicos que se encarguen de su seguimiento, como ocurre ahora con los maestros composteros de la Diputación que trabajan en Monte Porreiro.

Tampoco es seguro que la construcción y gestión de la planta de compostaje entre en este próximo concurso para que una misma empresa se haga cargo de todo. En principio la idea es que esas instalaciones de Canicouva dispongan tan solo de sistemas para la elaboración de compost "de alta calidad", bien separados en origen, sin incluir la recogida o tratamiento de otros residuos, como los envases. No obstante, es posible que se abra una segunda línea para tratar materia orgánica "mal separada", que produce un compost de menor uso pero también aprovechable en el monte, de ahí el estudio pactado entre el Concello, la Diputación y la Universidad para determinar sus vías de aprovechamiento.