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Cruz Roja cuenta con 591 voluntarios activos en Pontevedra

El Día Mundial de los Voluntarios se celebra hoy con el hashtag #GlobalApplause

Belén Rey y Carmen Torres, dos voluntarias de Cruz Roja Pontevedra. // Rafa Vázquez

El hashtag #GlobalApplause (¡Vivan los voluntarios!) celebra hoy el Día Mundial de los Voluntarios con la idea de que "cada persona puede influir en la agenda de desarrollo sostenible movilizando y promoviendo la participación de gobiernos y comunidades".

Cruz Roja Pontevedra hace recuento en una efemérides tan especial sobre esas personas que colaboran desinteresadamente y sin las cuales la institución no podría llevar a cabo la mayoría de su trabajo. Son esenciales, igual que los socios. "Han pasado por Cruz Roja 2.891 voluntarios y actualmente contamos con 591 activos, que colaboran esporádicamente en diferentes campañas", aseguran desde la ONG, a la que este año se han incorporado 88 nuevos.

Los voluntarios trabajan en los diferentes programas, como el plan de empleo, la interacción social, socorros y emergencias y Cruz Roja juventud.

"En los años de la crisis notamos un aluvión de personas que querían colaborar, porque estaban en paro y querían invertir su tiempo ayudando, pero ahora se ha tranquilizado la cosa", explican.

Muchas de esas personas que llegaron hasta la asociación con la finalidad de colaborar terminaron formando parte de los programas de Cruz Roja como usuarios, "porque realmente eran ellos los que necesitaban ayuda".

Siguen siendo más las mujeres las que se animan en el voluntariado con la ONG. En cuanto a las edades, "la gente joven tiene mucho ímpetu, pero termina dejándolo por cuestiones de estudio o de trabajo,". "Nos interesan mucho también los mayores, los jubilados, que permanecen más tiempo en el voluntariado", reconocen los trabajadores de Cruz Roja.

Dos ejemplos

Carmen Torres y Belén Rey son voluntarias de Cruz Roja Pontevedra. La primera da clases de inglés y la segunda trabaja en socorros y emergencias.

Carmen Torres fue maestra de Primaria, EGB y ESO. Cuando ya estaba jubilada una amiga le habló del voluntariado de Cruz Roja "y de que necesitaban una profesora de inglés". "Me daba miedo comprometerme, pero, al final, al ver que era solo un día a la semana me animé", reconoce tres años después.

La pontevedresa imparte clases a adultos. "Lo más gratificante es conocer a gente que a veces está en una situación límite. Te terminan contando cosas de sus vidas privadas, aprovechan para desahogarse y también te piden consejo. Y tú también acabas contando lo tuyo", confiesa.

Es la primera vez que esta maestra retirada ejerce el voluntariado, una experiencia que define como "reconfortante, gratificante". "Les ayudas a mejorar en su CV. Los mayores están muy interesados porque el idioma es muy difícil para ellos. Se sorprenden a sí mismos de lo rápido que aprenden", cuenta.

Por su parte, Belén Rey lleva colaborando con Cruz Roja desde junio de 2014, cuando se quedó en paro. "Miré varias opciones. Tenía tiempo porque estaba desempleada, pero quería hacer algo productivo, ya que no tenía trabajo", recuerda.

Comenzó haciendo el curso de formación básica y ahora estudia la segunda parte del curso de ambulancias, por lo que en breve se convertirá en la primera mujer en conducir un vehículo de este tipo para la ONG en Pontevedra.

"Es una satisfacción personal, porque a mí también me ayuda. He aprendido mucho", dice.

Antes colaboraba dos o tres días por la tarde en el apartado de empleo, pero ahora lo hace a demanda, ya que se trata de servicios preventivos. Le acompañan en el vehículo otro conductor, una enfermera y una socorrista.

Ambas coinciden en que el voluntariado ayuda a los demás y a los que lo realizan. "Animaría a cualquier persona que disponga de un poco de tiempo libre a que lo haga, ya que se va a encontrar muy a gusto. Es un servicio a los demás. Sobre todo, le diría que se informe y que se lance", asegura Carmen Torres.

Es su opinión, "la gente tiene miedo a comprometerse, como me pasó a mí, piensan que tienen que dedicar muchas horas".

Asimismo, Belén Rey considera que "a veces tenemos miedo a lo que no conocemos". "Por probar no pasa nada. A veces la gente prefiere estar en casa sin hacer nada, y no saben lo gratificante que es esto", concluye.

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