El edificio en ruinas situado enfrente del Hotel Don Pepe, en el número 19 de Avenida da Barca, tendrá que ser derribado antes de abril. Hace dos semanas, el Concello de Poio notificó al propietario actual la necesidad de iniciar la demolición del edificio ante el inminente peligro de desprendimientos. Pese a que el edificio se mantiene desde hace años apuntalado por una veintena de barrotes, existe riesgo de que partes del balcón caigan sobre la acera.

La prórroga del plazo de derribo solicitada por el dueño de la edificación ya está expirada, por lo que pese a que no hay un plazo exacto para la demolición, los servicios municipales exigirán que ésta se lleva a cabo antes del período vacacional de Semana Santa. La magnitud de la obra necesaria para retirar el escombro obligará a que la circulación se desvíe en ese primer tramo de la PO-308 a través de A Caeira o, al menos, se corte un carril. Y esta situación, una vez iniciada, durará varios días como mínimo.

Por tanto, los condicionantes obligan a realizar el derribo antes de los períodos vacacionales para evitar un colapso circulatorio en un vial con mucho tránsito de vehículos en el día a día y que aumenta exponencialmente en esas fechas señaladas. De no haber rematado antes de abril, la idea del Concello es obligar a parar las obras antes que cerrar la carretera.

Pendiente desde 2008

El edificio fue declarado en ruinas en el 2008 y sus propietarios de aquel entonces tramitaron la licencia de demolición de una estructura que tuvo que ser apuntalada ya entonces ante el riesgo de desprendimiento. Esa tramitación derivó en un problema con los últimos inquilinos, que se mostraron reacios a abandonar el inmueble debido a las buenas condiciones económicas del contrato de alquiler, regido por en base a la renta antigua.

Tras varios años sin novedades, en 2014 el edificio quedó totalmente deshabitado y cuando la demolición parecía inminente, la operación se detuvo debido al cambio de propietario que sufrió el inmueble. El traspaso de los derechos provocó también el de la licencia de derribo, que pasó a ser una obligación para el actual dueño.

De esta forma, aunque no haya novedades sobre la demolición en las próximas semanas, fuentes municipales estiman que ésta comenzará en 2017 para que el proceso de esté terminado antes de la Semana Santa. Posteriormente, el solar quedaría disponible para volver a edificar, aunque para ello, el nuevo inmueble proyectado debería sufrir un retranqueo de unos siete metros hasta quedar en línea con las demás edificaciones que tiene al lado, como establece el actual PXOM.