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César Bona: "Los niños deben tener tiempo para aburrirse y la gente esto lo ve una barbaridad"

"Finlandia está siempre en el horizonte, pero no sé si estamos preparados para los cambios educativos que nosotros mismos pedimos"

César Bona, ayer, en el Sexto Edificio del Museo. // Rafa Vázquez

Alumnos, profesores y padres corrientes, pero motivados y convencidos de que la creatividad, la imaginación, el trabajo en equipo, la permeabilidad a la sociedad y también el compromiso con ella, suman la mejor fórmula para educar. Es lo que define los 7 ejemplos que César Bona reúne en "Las escuelas que cambian el mundo", una obra que presentó ayer en el Sexto Edificio del Museo

-La escuela española tiene mala fama ¿merecida?

-(risas) Lo que ocurre es que estamos agarrados a una inercia que simplemente consiste en quitarnos de encima los análisis. Si se fija hace muy pocos años cualquier noticia que salía en radio, en televisión o en prensa sobre la educación era negativa, ahora si usted habla un periódico o escucha la televisión comprueba que siempre habrá una noticia que diga que una maestra está haciendo cosas maravillosas o que hay una escuela que promueve ciertas cosas positivas, yo creo que eso es un avance, una gran diferencia. Y ahí no solo están implicados los maestros, no solo las familias sino la sociedad también tiene un papel importante y también cuentan los medios.

-¿Están los profesores suficientemente valorados en este país?

-No lo están, hemos pasado de un extremo de otro, hace años había un respeto importante que en algunos casos se confundía también con cierto temor, en algunos casos. Echo la vista atrás y guardo muy buenos recuerdos de alguno de mis maestros, ahí por ejemplo tenemos que acercarnos las familias y los docentes, creo que es fundamental.

-¿Cuáles son las claves para mejorar la educación en España?

-No es fácil responder (risas): lo primero es escuchar a los principales implicados, que son los niños, los adolescentes, las familias y los maestros; cualquiera que cambie algo, que pretenda hacer un cambio en los curriculum, tiene que acudir a las aulas para ver como funcionan, porque muchas veces en vez de cambiar algo lo que se hace es solo añadir más cosas. También hay que dar autonomía a los centros, y cuando digo esto me refiero a que los horarios sean flexibles, también que se tenga en cuenta al niño. Por su parte, la formación es importantísima, de los maestros en activo y también la formación de los futuros docentes. Y algo muy importante: la formación de la administración también, porque si no vamos por caminos diferentes.

-¿Qué opina de la polémica sobre los deberes?

-Parece que siempre queremos una decisión en blanco o negro; yo no soy partidario de los deberes masivos, los niños por ejemplo no tienen la culpa de que no se llegue a impartir todo el temario, si se mandan deberes o si hubiese deberes deberían ser para completar lo que se ha dado, para estimular la curiosidad de los alumnos, pero también hay deberes, entre comillas, bonitos, que serían por ejemplo que vayan con su familia al parque, que vayan a una biblioteca y pasen la tarde allí (algo que muchas veces no lo pueden hacer precisamente porque tienen deberes), que vayan a una librería y cojan un libro cada uno, que disfruten con sus amigos.

-¿Por qué tenemos tanto miedo a que tengan tiempo libre, especialmente a que se aburran?

-Es justo lo contrario, los niños deben tener tiempo libre e incluso tiempo para aburrirse. Los niños deben tener tiempo para aburrirse y la gente eso lo ve una barbaridad pero hay que pensar que cuando uno está aburrido es cuando crea, no se puede llegar nunca a extremos y hay que pensar además que cada niño es diferente: habrá los que necesiten alguna tarea para recordar ciertas cosas, otros que requieran otro tipo de estímulos, pero es importante que, sobre todo, que un niño disfrute de su infancia y los padres tienen que disfrutar de sus hijos.

-Finlandia siempre aparece como el objetivo en el horizonte?

-Claro, parece que es siempre como dice el horizonte pero yo no sé si estamos preparados para los cambios en la educación que nosotros mismos pedimos, porque esos cambios que se hacen en Finlandia si se hicieran en una pequeña escuela aquí, o en un centro grande, diría la gente "pero bueno, pero dónde vais"; es que resulta que lo que se hace fuera se admira y lo que se hace aquí nos cuesta más valorarlo. Tenemos ejemplos maravillosos como las siete escuelas que he visitado pero hay más, ejemplos maravillosos en España que simplemente deberíamos imitar porque funcionan académica y socialmente, es algo muy importante.

-¿Le espera un buen futuro a la educación en España?

-Yo lo veo bien ¿por qué? Porque están empezando a salir a la luz proyectos que funcionan y además desde hace mucho tiempo y aquí en España, entonces solo es cuestión de que una vez más en la administración haya gente valiente también que apueste por esto.

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