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José Corral Peón: "Los jóvenes deben afianzar su forma de pensar y no bajar la guardia ante los peligros"

"La Guardia Civil contabiliza este año 128 peticiones de formación en centros educativos"

José Corral Peón, comandante de la Guardia Civil. // Gustavo Santos

El comandante de la Guardia Civil en Pontevedra José Corral Peón es el coordinador provincial del "Plan Director para la convivencia y mejora de la seguridad en los centros educativos", destinado a concienciar a los jóvenes de los riesgos que les acechan en materia de violencia de género, nuevas tecnologías, drogas y alcohol, acoso escolar, bandas juveniles, medio ambiente y armas de fuego.

-¿En qué consiste este Plan Director?

-Es una idea que surgió en el año 2006 y tomó mayor fuerza legal en 2013, con las instrucciones claras que lanzó la Secretaría de Estado de Seguridad. Se trata de un protocolo de colaboración entre el Ministerio del Interior y Educación por el que Guardia Civil y Policía Nacional impartimos formación sobre materias problemáticas como las drogas, el alcohol, la violencia de género, el acoso escolar, las bandas juveniles o las armas de fuego. Son problemas que han crecido y, con ellos, la preocupación de las fuerzas y cuerpos de seguridad y de Educación. Se trata de responder de manera coordinada a la seguridad de los menores y los jóvenes en su entorno, mejorando el conocimiento de los recursos disponibles para la prevención de la delincuencia y la protección de las víctimas así como contribuyendo a formar a los alumnos en el respeto a los derechos y libertades fundamentales y en los valores de dignidad e igualdad entre hombres y mujeres. Creemos que podemos contribuir mucho a la prevención, sobre todo en cuestiones como la violencia de género.

-¿Existe demanda de esa formación en los centros?

-Sí. Cada vez más. El pasado año el 78% de los centros educativos de la provincia solicitaron actividades formativas orientadas a atajar ese problema de raíz. Y ahora mismo ya tenemos registradas 128 peticiones de otros tantos centros educativos, 24 de ellas en la Compañía de Pontevedra. En cada una de estas zonas tenemos a un grupo de compañeros cuyo trabajo y esfuerzo quiero destacar porque, sin abandonar su misión en materia de seguridad ciudadana, dedican tiempo a estas charlas en las que reforzamos los mensajes que los jóvenes ya reciben de sus padres y profesores. Somos conscientes de nuestras dificultades pedagógicas. Somos profesionales de la seguridad ciudadana. Pero todos estos compañeros -entre 3 y 5 por compañía- tratan de formarse y adaptarse a estas actividades docentes. Quisiéramos tener la varita mágica para convencer a la juventud de que haga caso de los consejos que recibe en casa, en el colegio. En algunos casos, pasar de ellos les pueden acarrear consecuencias nefastas.

-¿Repunta la violencia de género entre los más jóvenes?

-Aunque esos hechos se cometen más en edades adultas, sí que hay actitudes e indicadores de que pudiera haber algún agresor en potencia. Chicos que les dicen a las chicas que dejen de ver su móvil, que llevan un escote exagerado... Son alarmas que queremos que vean los jóvenes también. Aunque se están arbitrando medidas legales, coercitivas y policiales, lo cierto es que el problema sigue ahí. Para contribuir a erradicar esta lacra hemos pensado en educar a los jóvenes para que cuando sean mayores no lleguen a esas situaciones.

-Internet y las redes sociales preocupan especialmente. ¿Qué deberían tener en cuenta los jóvenes?

-Deberían tener especial cuidado con las fotos y los vídeos que comparten, una ventana a su intimidad. En ningún caso deben facilitar datos personales a desconocidos y ante situaciones extrañas o peligrosas, deben avisar a sus padres o profesores o contactar con las fuerzas de seguridad. Deben saber que hay que preservar el derecho a la intimidad de las personas y que la difusión de determinadas imágenes puede llevarles al juzgado. Hasta como menores pueden tener responsabilidades penales y sus padres pueden tener que hacer frente a las consecuencias de sus fechorías, incluso económicamente.

-¿Y en cuanto al acoso escolar?

-Si les acosan, agreden u observan una agresión, deben armarse de valor y contárselo a sus padres, profesores o a las fuerzas de seguridad. Y si son quienes agredan, conviene que se pongan en el lugar de quien recibe el daño e imaginen cómo se siente.

-¿Por qué drogas y alcohol siguen siendo un problema pese a la labor de concienciación?

-Muchos cuando reciben los consejos creen que el problema no va con ellos. Se le presta una atención baja. Hace poco, los medios informaban de un coma etílico en Pontevedra. Cuando le hablas a la gente de los peligros de las drogas o el alcohol e incluso de las nuevas tecnologías, dice: "yo no". En determinadas edades los jóvenes tienen las cosas muy claras. Pero pasa el tiempo, bajan la guardia y caen en el error. Nos mantenemos siempre fieles a los colores de nuestro equipo de fútbol. Deberíamos hacer lo mismo en la vida. Vemos con bastante claridad el riesgo que tienen drogas, alcohol, nuevas tecnologías... pero la vida, las amistades, el entorno, nos hacen cambiar. Los jóvenes deben asegurar su modo de pensar, ponerse en guardia y no soltar el freno en situaciones de peligro. Esa es la idea fundamental. En edades marcadas por el escepticismo, los jóvenes a lo mejor no lo ven si se lo dice su padre pero si el profesor lanza el mismo mensaje y, por encima, le dicen lo mismo un médico, Cruz Roja y la Guardia Civil se entiende que un porcentaje alto de chicos entenderán qué les conviene.

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