Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Raquel Morales y Lidia Fazanes: "Muchas mujeres no denuncian por el qué dirán"

En el día contra la violencia de género el centro reivindica su papel

Lidia Fazanes (izquierda) y Raquel Morales. // Gustavo Santos

Hoy es el día contra la violencia de género y el Centro de Información a la Mujer de Poio adquiere una visibilidad que no encuentra el resto del año pese a su trabajo diario. En 2016, el número de mujeres maltratadas atendidas ya supera los 40 y aunque la cifra se mantiene, Raquel Morales, la directora, y Lidia Fazanes, la psicóloga, entienden que ese hecho demuestra que cada vez, más víctimas se deciden a denunciar su caso pese a la enorme vergüenza que sigue existiendo en la sociedad por sufrir maltrato.

-¿Cómo se afronta la llegada de una mujer pidiendo ayuda?

-Raquel Morales (R.M): Normalmente empiezo yo atendiéndola como abogada o directora. Ahí ya se detecta si precisa o no asistencia psicológica. y se deriva. A lo mejor es una consulta jurídica y cuando empiezas a preguntar, sale a relucir un problema mayor.

-Lidia Fazanes (L.F): La clave es escuchar. Hay que valorar en qué momento está y ver qué quiere hacer.

-¿Qué es lo que detectan en ellas cuando acuden a ustedes?

-L.F: Sobre todo, miedo y vergüenza.

-R.M:Poio es un municipio pequeño. La gente se conoce entre sí y el qué dirán sigue pesando mucho. Por suerte, el hecho de que en la Casa Rosada se celebren tantas actividades hace que muchas no se sientan señaladas y acudan a hablar con cierto anonimato.

-O sea, ¿notan que en municipios pequeños como Poio hay más miedo a denunciar?

-R.M: : No se trabaja igual. Aunque es cierto que después de 12 años ya se nos conoce más. Saben que aquí hay una abogado y una psicóloga gratuita y que pueden mantener su anonimato porque no contamos nada. Yo sí he notado una evolución desde que empezamos. Luego las particularidades de cada parroquia son un mundo, por las habladurías.

-L.F: La gente en una ciudad es más anónima, pero acuden a estos sitios con más incertidumbre. Aquí entras por otros cauces. Ayuda que los profesionales del sector nos conozcan y nos deriven. También el boca a boca.

-¿Y cómo se superan esos problemas de miedo y vergüenza?

-L.F: Es importante saber si tienen una red de apoyo o no.

-R.M:Para que una mujer salga de ese lugar malo, es fundamental indagar en la gente que le impulsa, que le da motivos para salir adelante. La gente que le presta esa ayuda para cuando se siente sola. Por un lado, los hijos son los motivos que ellas encuentran para no salir de ahí y otros, los motivos que tienen para salir de ahí. Cuando son menores, no todo el mundo lo interioriza de la misma manera y le cuesta por el hecho de que no quieren verse solas con los hijos. Porque consideran que sus hijos no pueden estar sin padre o porque no se ven capaces de sacarlos adelante ellas solas.

-Lo que es evidente es que se puede salir de ese pozo.

-R.M: Cuando entran por la puerta lo primero que les digo es enhorabuena por estar aquí. Hay que reiterarles que no están solas y que de esto se sale. Aunque a ellas de primeras les parezca imposible.

-L.F: Algo que utilizamos mucho es cambiar el concepto de víctima por el de superviviente. Hay que recordarle que tiene toda la vida por delante. Muchas tienen un concepto del amor que no es el que debe ser. El amor no puede generar infeliz.

-¿Cuándo acaba su trabajo con las mujeres?

-L.F: Nunca terminas del todo. Se crea un vínculo. Yo doy un alta terapéutica, pero muchas vuelven de distinta manera. Llegan aquí y nos cuentan lo bien que les va, con una sonrisa en la cara. Es encontrarle el sentido a tu trabajo.

R.M: Y eso para nosotras es una satisfacción. A veces no es fácil separar lo profesional de lo personal y te llevas los casos para casa. Es que muchas veces tú les propones soluciones y luego ves cómo eso no se traduce en la realidad. Son cosas que no dependen de ti, como una ayuda económica que no llega a tiempo o el apoyo de una jueza.

-No todo depende de ustedes.

-L.F: Muchas veces sientes que vendes humo. Le has dicho que haga una cosa porque va a funcionar y finalmente no resulta.

-R.M: Es que llegan al juzgado y muchas veces están solas y nerviosas y se desdicen. A mí me gustaría que el Juzgado de Violencia contase más con los CIM. No contamos para el caso y el fiscal debería pedir información directamente de oficio. Hay que hacer una gestión integral y evitar dejar desamparada a la mujer en determinado momento. ¿Qué pasa después de la orden de que finalice la orden de alejamiento?

-L.F: Es terrible ver cómo una mujer te dice temblando que dentro de un mes se termina la orden de alejamiento de su maltratador.

-¿Dónde está la solución?

-R.M: Sin duda alguna, en la educación. Hay que educar de forma no sexita e igualitaria. Tanto en casa como en el colegio. Mientras eso no cambie, seguirá habiendo futuros maltratadores y futuras maltratadas.

-L.F: Es que cuando vas a los institutos, te das cuenta de que los jóvenes de hoy en día no tienen nada claro. Creen que el feminismo es lo contrario al machismo. Estamos en una sociedad que es como la Campana de Gauss. Los del medio se salvan. Los de los extremos no, porque no cumplen los protoptipos de género.

Compartir el artículo

stats