Son situaciones normalizadas que incluso muchas mujeres ni son capaces de identificar como violencia: tocamientos, abusos verbales, pequeñas minusvalorizaciones (¡cabecita loca!), reparto injusto de tareas domésticas desde las primeras edades... Constituyen base de la pirámide del machismo, recuerda la concejala de Muller, Carmen Fouces, "de dónde parte todo lo que después acaba sucediendo".

La campaña #PrimAcoso, puesta en marcha por el Concello de Pontevedra con motivo del 25-N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, se proponía dar visibilidad al primer recuerdo que las mujeres tuviesen de un acoso y la respuesta fue masiva: más de 5.000 comentarios en dos redes sociales (Facebook y Twitter), 1.5 millones de cuentas logradas y se consiguieron 4,2 millones de impactos.

"A mí no me das tu el alta. Quiero que me vea tu jefe, el médico"; "El maestro de Gimnasia de segundo de EGB nos prohibió a las niñas jugar al fútbol porque os podéis lastimar"; "Con 15 años un tipo mayor consiguió mi teléfono y se pasó semanas llamándome de madrugada para decirme que me iba a violar"; "Cuando contabas lo que te habían gritado en la calle la respuesta es que lo mejor era callar, olvidar, hacer como si nada"; "13 años, en el recreo del colegio. Niños hacen corro para tocarme los genitales y pechos"? El hastahg recibió cientos de testimonios, algunos de gran dureza, verdaderas catarsis como la joven que confiesa que creció en México DF y "lo raro era volver un día a casa sin haber sido manoseada, insultada o perseguida. Soñaba con ser invisible".

La mayor parte de las mujeres que colgaron sus testimonios tiene entre 24 y 45 años y sorprende el número de casos que sucedieron entre los 6 y los 8 años.

La campaña se presentó el pasado día 15 y sus dos primeros objetivos fueron desvelados en su debut: dar visibilidad a esa base de la pirámide del machismo y mostrar que "todas las mujeres en un momento de nuestra vida nos sentimos acosadas, no estamos solas", destacó Carmen Fouces.

El tercer objetivo se guardó en secreto hasta el día de ayer en un sobre que abrió la concejala ante la prensa: comprobar la respuesta de la sociedad, hombres y mujeres, tras un acto de valentía, si los ciudadanos apoyaban o criticaban a las víctimas que habían hecho público su primer acoso.

¿Podemos escuchar verdades incómodas? La mayoría si, la mayoría de las mujeres que hicieron públicas sus circunstancias, y también de los hombres, solidarizados e incluso algunos capaces de reconocerse en su día entre los acosadores, una valiosísima reflexión.

Pero otros muchos (y muchas) arremetieron duramente contra las víctimas y contra la campaña. La violencia fue mayor "cuanto más poder tenga la mujer", recuerda la edil. Un buen ejemplo es la nacionalista Ana Pontón, que testimonió que sufrió tocamientos en la adolescencia y fue especialmente atacada.

"¿Y no te enseñó tu mamá a resistirte?", "Si hacían cola para manosearla será porque era lo que era...", "#PrimAcoso es un hastahg que la dictadura feminista ha inventado para defender el acoso sexual solo a las niñas, no a los niños". "Esta lagarta tiene la lengua muy larga", "Vaya tela de tía", "Tienes que quejarte tú? si no lo haces significa que no defiendes los derechos de los hombres y por lo tanto eres misándrica, que lo disfrutes"? Son algunas de las reacciones desairadas ante la denuncia pública.

Estas respuestas prueban lo que incomodan estas verdades, "lo que lastiman y son capaces de remover y cómo despiertan a los monstruos, que lo vuelcan en las redes", criticó la concejala. Carmen Fouces (que explicó que no se judicializarán muchos de los comentarios a pesar de que las destinatarias podrían iniciar acciones legales tras los insultos y vejaciones sufridas) aprovechó para relatar cómo una víctima decía que no contaba lo que sucedía porque "cuando estaba en casa sabía por dónde me venían las bofetadas, cuando salía y lo decía no, por eso no lo denunciaba".

¿Ahora entiendes por qué callan? Se pregunta la campaña.