La Fiscalía de la Audiencia Provincial de Pontevedra confía en que el juicio con jurado popular contra el presunto autor del doble parricidio de Moraña, David Oubel Renedo, se pueda celebrar antes del próximo verano. Al menos, la intención del Ministerio Público es agilizar al máximo un proceso en el que ya presentaron formalmente escrito de acusación. La pena propuesta es la que ya había adelantado el fiscal del caso, Alejandro Pazos, la prisión permanente revisable para el procesado, acusado de asesinar con una sierra radial a sus dos hijas Amaya y Candela, de 9 y 4 años.

Dado que el terrible crimen se produjo cuando todavía no se había cumplido un mes de la entrada en vigor del nuevo Código Penal que instauraba esta pena, David Oubel se convierte en el primer procesado en España para el que la Fiscalía reclama esta condena. En el caso de que el tribunal no aceptase dicha petición, el Ministerio Público no se plantea pedir menos de 30 años de prisión por cada asesinato.

Del escrito de la acusación pública poco más se ha sabido que la petición de condena, dado que una de las intenciones de la Fiscalía es que no acaben trascendiendo detalles del mismo en los que se refleja la dureza del escenario del crimen. El objetivo es proteger a la madre de las pequeñas ante el impacto mediático que ya tiene el proceso. El juicio se quiere celebrar antes del verano, cuando se cumplirán dos años del crimen y sería necesario renovar la situación de prisión preventiva del acusado.

Con todo, sí que han trascendido detalles de la investigación y en los que se sustenta el fiscal para pedir la pena más dura que recoge actualmente el ordenamiento jurídico. Por ejemplo, fuentes de la Fiscalía confirmaron que Oubel Renedo no tenía en el momento de los hechos sus facultades afectadas por ningún tipo de sustancia estupefaciente (sí parece que hay una pequeña presencia de alguna sustancia pero sería, en todo caso, leve). También se señala que las niñas en ningún momento tuvieron capacidad de defenderse.

Además, considera que hubo una planificación del crimen por parte del acusado. Por ejemplo, un d ía antes habría adquirido en una ferretería la sierra radial que empleó para perpetrar el crimen.

También están las dos cartas que envió Oubel a su novio y a una familiar en las que no reveló de forma directa su macabro plan, pero en las que deja frases como "me llevo conmigo parte de lo que más quiero".

Por último, una de las últimas diligencias ha sido el informe de los forenses del Imelga en el que se concluye que David Oubel no padece ningún tipo de trastorno psiquiátrico que pudiera afectar a sus facultades.El informe forense que se presentará en la vista oral revela el perfil de una persona "psicópata, sádico y egocentrista", según informa EFE.

Lo que se desconoce a día de hoy es el móvil. La memoria de la Fiscalía parece descartar una posible venganza de Oubel hacia su exmujer "con la que no existían problemas". Además, "la relación del padre con sus hijas fue definida por todos los testigos como muy buena", explica.

Una vez formulado el escrito de acusación por parte de la Fiscalía, el juzgado de Caldas dará traslado de las actuaciones a la acusación particular, que ejerce la madre de las niñas, y a la defensa para que presenten sus conclusiones y luego el juzgado deberá dictar auto de apertura juicio oral. Algo que se espera para antes de finalizar el año. Previamente se celebrará una vista en la que se pueden proponer nuevas diligencias que se deben realizar ese mismo día.

Autolesión

Es posible que la defensa incida en la petición de nuevas diligencias sobre el estado psiquiátrico de David Oubel en base, por ejemplo, a un episodio de autolisis, leve, que sufrió un año antes de producirse el crimen. La Fiscalía resta importancia a este suceso que no requirió ni tan quisiera de ingreso hospitalario. Todos los testigos coinciden en señalar además que en el momento de los hechos "se encontraba bien". Aquel episodio se trató de heridas leves, superficiales, "lo que parece un intento de llamar la atención", señalan distintas fuentes, que atribuyen a David Oubel "cierto afán de notoriedad" que perciben en él cada vez que se encuentran frente a frente con el procesado. Un acusado que se negó a declarar cada vez que se sentó ante la juez que instruye el caso.