Con varias semanas de retraso sobre el calendario inicial, pero finalmente la experiencia piloto de los composteros comunitarios dejará de ceñirse en exclusiva al barrio de Monte Porreiro, donde esta modalidad de tratamiento de los residuos orgánicos funciona desde hace dos meses. En cuestión de días, el modelo se extenderá a los dos puntos elegidos en su día para extender el compostaje colectivo: la parroquia de Campañó y el barrio de Campolongo.

En los dos casos el proceso continúa vinculado al Plan Revitaliza de la Diputación, que donará los recipientes, ya que el Concello aún no ha cerrado el proceso para comprar sus propios composteros, tanto individuales como colectivos. En Campañó será la próxima semana (previsiblemente el miércoles) cuando comiencen a funcionar los recipientes de tratamiento, a cargo de los maestros composteros formados por la Diputación. La materia orgánica, tanto los residuos como el estructurante complementario (ramas y restos vegetales) procede de los denominados "grandes productores", es decir, bares, restaurantes y un vivero de la zona, aunque también está abierto a los vecinos.

También la próxima semana se realizarán las visitas técnicas a Campolongo para elegir la ubicación exacta de los composteros comunitarios. En concreto se colocarán dos módulos (cada uno de ellos con tres contenedores) en una "zona verde" del barrio, previsiblemente en el Parque de la Constitución o sus inmediaciones, según explicó ayer la concejala Carmen da Silva. En este caso los vecinos son los principales destinatarios del programa, aunque también se invita a supermercados, colegios o restaurantes de la zona. El emplazamiento final tratará de estar cerca de estos "grandes productores".

La concejala anunció esta extensión después de comprobar el "éxito" de la experiencia en Monte Porreiro, donde existen tres "islas" de elaboración de compost en la plaza de Europa y las calles Italia y Alemania y pronto habrá una cuarta, en Grecia. Frente a una maduración "normal" entre cinco y seis meses para obtener compost, en poco más de dos meses el producto obtenido en el barrio ya se puede utilizar para abonar sus zonas verdes, "todo ello gracias a la excelente colaboración de los vecinos y a la separación en origen que hacen de la materia orgánica".

Esa misma colaboración es la que se persigue en Campolongo, donde está previsto celebrar reuniones informativas con los residentes e incluso llevar a cabo una campaña "puerta a puerta". Da Silva confía en que el plan piloto de Campolongo sirva de base para extenderlo al resto del casco urbano, ya que, "al tratarse de un barrio muy urbano, facilitará que la gente se acerque a verlo y conozca el proceso".