El Impuesto sobre Bienes e Inmuebles dejará en las arcas del Concello de Poio 300.000 euros menos que en 2015. Una vez finalizado el plazo para abonar el tributo sin cargos adicionales, y tras conocer que casi la totalidad de los contribuyentes no han esperado a los últimos dos meses del año para abonar el importe, el Gobierno Municipal confía en recaudar en torno a los 2,7 millones de euros.

Este ingreso supone casi un 25% de los gastos presupuestados por los servicios económicos para el año 2016, que ascienden a 11,1 millones totales.

De este modo, la bajada del tipo de gravamen del 0,5 al 0,47 tres años después tendrá una repercusión directa en la recolecta del Concello. "La vivienda nueva tiene un precio al alza, el hecho de haber podido bajar el tipo impositivo hará que la cantidad ingresada sea significativamente menor que en los últimos años", explica el regidor, Luciano Sobral.

Para el alcalde, el hecho de que la construcción "lleve cinco años prácticamente parada ha provocado que las tasaciones al alza de las construcciones recientes pesen menos en el cómputo global que la bajada del gravamen".

Esta disminución del tipo llegó después de tres años en los que se colocó en 0,5 debido a la imposición del Gobierno Central. "Rajoy llegó a La Moncloa y dictó un mínimo de 0,5 para todas las entidades locales. No nos quedó otra que hacerlo. Ahora, en 2016, en cuanto se acabó ese decreto, lo volvimos a bajar al 0,47 como en 2012", analiza el concejal de Urbanismo, Gregorio Agís.

Sin bonificaciones

De cara a 2017, el Gobierno Local mantendrá el impuesto en los mismos dígitos que en la actualidad. Los vecinos de Poio pagarán de nuevo el 0,47, aunque una vez más, no contarán con bonificaciones para familias numerosas o premio a la eficiencia energética. Otros municipios limítrofes sí incluyen este tipo de compensaciones, pero el ayuntamiento poiense no considera necesaria su inclusión.

Echando la vista atrás, los vecinos de Poio no pagan menos del 0,47 desde el 2011. Por aquel entonces, el ente municipal tenía un tipo de gravamen para suelo urbano del 0,45 que llevaba instalado desde 2003. En 2012, el Ayuntamiento subió el tipo y un año después, se vio obligado a volver a ascenderlo.

Mientras, el suelo rústico se mantiene en el 0,3 desde hace años. Según fuentes municipales, los ingresos por inmuebles ubicados en esta zona apenas alcanzan los miles de eiuros.