De un tiempo a esta parte la climatología se ha convertido en el principal motivo de conversación. Las recientes temperaturas por encima de los 30 grados a finales de octubre y la falta de lluvia han permitido acuñar la expresión "veroño" para esta curiosa etapa otoñal pero con tiempo veraniego. El fenómeno tiene consecuencias positivas para el sector turístico, que cerrará 2016 como el mejor ejercicio de la última década y una ocupación hotelera en este puente de Todos los Santos por encima del 70% en la comarca.
Sin embargo, la escasez de lluvias y el inesperado calor de este mes está provocando importantes anomalías en las cosechas agrícolas y problemas para recuperar los caudales normales de los ríos. Un ejemplo de esta última consecuencia se puede observar en el río Lérez. Su nivel actual de agua apenas supera los 2,5 metros. No es en absoluto una situación preocupante que haga pensar en posibles restricciones, pero sí pone de manifiesto que el Lérez lleva ya tres meses en ese mismo estado y no es capaz de remontar. Hace justo un año, el río rondaba un nivel de tres metros.
Las escasas precipitaciones de estos últimos meses es la razón de este bajo caudal. En todo el mes de octubre, la estación de Meteogalicia en Campolongo ha registrado un total de cien litros acumulados, lo que supone la mitad de lo habitual en este mes, Hay que remontarse a 2008 para encontrar un índice de lluvias similar (91 litros), mientras que en la mayor parte de los demás años se superaron los 200. Pero además, es necesario analizar las precipitaciones de todo el año. Desde enero hasta ahora, sobre Pontevedra cayeron 1.800 litros, un volumen que se sitúa en lo normal. Pero el 85% de esos chubascos (más de 1.300 litros) se registraron en los cinco primeros meses del año. Desde junio hasta ahora no se llega a los 300 litros, lo que repercuto de forma directa en el caudal de los ríos.
Mediciones
La estación de bombeo de Monte Porreiro, donde se mide el nivel del Lérez y se extrae el agua para el consumo doméstico, llegó a su máxima altura en abril, con 3,5 metros de media en todo el mes. A partir de entonces se produjo un descenso paulatino hasta llegar al nivel más bajo, 2,5 metros, en medio del verano, una altura que mantiene al día de hoy el río, según las mediciones mensuales de la estación de aforos de Augas de Galicia.
Aún así, pese a que el nivel es el más bajo del año y bastante peor que hace doce meses, la situación no es en absoluto preocupante, según destacan fuentes municipales. Como prueba, se destaca que el embalse del Pontillón se encuentra prácticamente lleno y siempre se dispone de sus reservas en caso de hipotética emergencia, y también se hace referencia a los datos de captación de agua durante el pasado verano, con una demanda por encima del resto del año. Con más de 25.000 metros cúbicos retirados cada día del Lérez, el comportamiento del río se considera "excelente" a día de hoy, toda vez que esa retirada de agua no es la única que sufre su caudal puesto que a esos metros cúbicos se deben añadir los que utiliza Ence, con una captación propia en Bora. Se trata de un consumo industrial, por lo menos, similar al de toda la población de a ría.
Consumos en verano
La captación para el uso humano y doméstico es menor en los meses no estivales, ya que entre junio y septiembre se dispara el consumo al multiplicarse la población en los municipios de la ría que también se abastecen del Lérez. Este año esos aumentos se han alargado más de lo previsto por la bonanza climatológica y el bajo nivel de otros manantiales o fuente de agua alternativos.
De los 25.000 metros cúbicos diarios que se retiran del río, el 42,5% corresponde al municipio de Pontevedra, mientras que Sanxenxo es el otro municipio que más agua necesita en verano. Usa un 24,5% de aquellos 25.000 metros cúbicos, que completa con aportaciones de la Mancomunidad do Salnés. Poio necesita el 15% de esa captación y Marín precisa del 10,5%. Bueu, cuyas necesidades desde el Lérez son mucho menores, utiliza el 7,5% de la cifra total extraída del río.
