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Caldas también es cine

Concha Candeán y su marido regentan el pequeño establecimiento de proyección de películas, único en la comarca

Interior de una sala de los Cines Avenida, en Caldas. // Noé Parga

Sólo el amor por algo puede explicar que alguien le dedique más de 30 años de su vida pese a la escasa rentabilidad que aporta. Ése es el caso de Concha Candeán y su marido, que regentan desde 1985 los Cines Avenida de Caldas de Reis.

El establecimiento es un oasis enmedio de un desierto. En un mundo globalizado en el que las grandes salas de proyección de ciudades importantes consiguen la mayor parte de la cuota de mercado, los humildes cines de Caldas logran resistir a la crisis.

Estamos en los días de la Fiesta del Cine, cuando las entradas son más baratas, pero en las dos salas de Caldas, el precio es de poco más de cuatro euros todos los días. "Obviamente apenas le sacamos beneficio, pero preferimos que venga la gente a las dos salas que tenemos. No están los tiempos para gastar tanto dinero", explica Concha.

Los niños, grandes clientes

La dueña del negocio explica que últimamente, el negocio fue perdiendo auge porque "los jóvenes prefieren no gastar y piratear las películas". Sin embargo, muchos padres todavía ven los cines de Caldas como una forma de ocio para sus pequeños: "Tenemos dos películas a la semana y una es infantil porque los niños son nuestros clientes más habituales".

Ahora, Concha y su marido tratan de ir subsistiendo. Tienen otros trabajos que compatibilizan con la regencia de las salas de Caldas, pero prefieren dedicarle su tiempo libre antes que dejarlo: "Cuando llegue el momento de jubilarse ya veremos, pero de momento, preferimos perder nuestro tiempo libre por las tardes en seguir manteniendo los cines para todos".

Ella es una gran amante del cine. Es su pasión, aunque en 1985 compró el viejo local de la Avenida Dolores Mosquera sin tener claro qué quería hacer con él. Surgió la idea de seguir con el negocio de la gran pantalla y desde entonces, lleva más de 30 años reivindicando el cine a pequeña escala. Porque Caldas también se merece su fiesta particular.

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