Una de cada tres personas del área sanitaria de Pontevedra va a sufrir una enfermedad reumática a lo largo de su vida, una prevalencia que aumenta cuando se tiene en cuenta la predisposición genética y la actuación sobre ella de los factores ambientales.

La doctora Susana Romero, presidenta de la Sociedad Gallega de Reumatología y jefa de Reumatología de la Estrutura Organizativa de Xestión Integrada, EOXI, de Pontevedra e O Salnés, en la que se encuentra el CHOP, asegura que existe una falsa creencia que relaciona una supuesta mayor incidencia en Pontevedra respecto a la media española por el clima. "El clima puede aumentar los síntomas de una enfermedad que ya existe, pero por sí mismo no la desencadena", aclara.

Romero fue una de los ponentes que ayer participaron en la XII Jornada Nacional de Artritis, celebrada en el Hospital Provincial y organizada por la Asociación de Enfermos de Artrite de Pontevedra (Asearpo), en colaboración con la Coordinadora Nacional de Artritis (ConArtritis).

"La mayor parte de las enfermedades reumáticas están condicionadas por una predisposición genética sobre la que actúan una serie de factores ambientales. El más conocido es el tabaco. Todo el mundo sabe que puede producir cáncer, infartos de miocardio... pero poca gente sabe que puede producir artritis en personas que nacen con una predisposición genética", explica la especialista, que añade que otros factores son la enfermedad periodontal, la inflación de las encías, en la que una serie de bacterias provocan cambios en algunas proteínas.

Existen más de 300 enfermedades reumáticas que se pueden agrupar según sus causas. "Hay algunas como la artrosis que se producen por la edad o por la sobrecarga de las articulaciones, es lo que vulgarmente llamamos el desgaste del cartílago. Hay otras enfermedades inflamatorias, como las autoinmunes, que no solo inflaman las articulaciones, pueden inflamar cualquier órgano: el pulmón, el corazón, los ojos, los riñones, la piel, los vasos sanguíneos...", informa la reumatóloga. En este sentido, subraya que la inflamación de los vasos sanguíneos es un factor de riesgo cardiovascular añadido a los tradicionales. "Una artritis activa supone un factor de riesgo cardiovascular", resume.

El CHOP cuenta desde hace un año y medio con una Unidad de Artritis Precoz que permite tratar a los pacientes desde que tienen los primeros síntomas y hacerles un seguimiento "muy estrecho".

Susana Romero destaca que la estrategia del Sergas para los próximos años ha incluido por primera vez en su historia a las artropatías inflamatorias entre sus prioridades. "Esto está muy bien porque nos va a permitir poner en marcha los recursos para poder ver pronto a nuestros pacientes y tratarlos de forma precoz", indica.

"En las últimas décadas ha mejorado muchísimo el pronóstico de nuestros pacientes, y no solo porque tengamos tratamientos nuevos, sino porque los que ya teníamos, los tradicionales, los introducimos antes. Los nuevos, los biológicos, tienen un alto coste, pero teniendo en cuenta el coste social de la enfermedad, con bajas laborales y demás, no lo son tanto porque tienen una gran efectividad", asegura respecto al precio que supone para la sanidad pública afrontar determinados tratamientos específicos.

La artritis reumatoide es la enfermedad inflamatoria más común, pero existe una gran incidencia de artritis psoriásica, de espondilitis anquilosante y de enfermedades autoinmunes, en las que el organismo deja de reconocer como propias sus estructuras y su sistema inmunológico lucha contra ellas. Es el caso del lupus, la esclerodermia o el síndrome de Sjögren.

"Todas tienen una base genética, pero si ese paciente fuma, es obeso, sedentario, consume exceso de sal o tiene una mala higiene bucal es más probable que desarrolle estas enfermedades inflamatorias", afirma la doctora del CHOP, que lanza un mensaje: "Hay que llevar una vida saludable para prevenir".