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Jorge Hermida: "Si algo enseña el periodismo es a ser consciente de que puedes aprender hasta del que parece más tonto"

La cadena pontevedresa recibe su tercer Premio Ondas por el programa "La Opinión", que se suma a un extenso palmarés en el que no faltan la Antena de Oro y el Premio Galicia de Comunicación

Jorge Hermida: "Si algo enseña el periodismo es a ser consciente de que puedes aprender hasta del que parece más tonto"

Alérgico a las entrevistas, Jorge Hermida suele mentir con que padece glosofobia (miedo a hablar en público) para esquivar a los medios. Tan bien le funciona el recurso que esta misma semana ha sido la primera vez en la que los oyentes han podido escuchar la voz del que desde hace 45 años es director de Radio Pontevedra. El tercer Premio Ondas que recibe la emisora lo ha dejado sin excusas, y este amante del mar, el arte y la radio hace memoria por primera vez en público de su vida ligada a la empresa y al periodismo. ¿Qué se aprende? "Si algo enseña el periodismo", explica, "es a escuchar, a ser consciente de que de todos puedes aprender, hasta del que parece más tonto"

-Es el continuador de una saga familiar dedicada a la radio?

-De hecho mi padre fue pionero de la radiodifusión en España, con motivo del 75 aniversario de los Ondas, que fue en 1999, la Ser hizo una gala especial donde de algún modo premió a las grandes figuras de la radio, Juana Ginzo, Matías Prats padre etc, y entre esos pioneros eligieron a mi padre. En el momento en el que él empezó había emisoras pero no había radios, entonces muchos pioneros como él decidieron montar también, además de emisoras, tiendas de electrodomésticos para ayudar a vender los aparatos, porque de nada vale tener emisora si no tienes oyentes. Así que aquí teníamos Radio Pontevedra, también otros lo hacían en Vigo, en A Coruña, todos tenían sus tiendas donde vendían las radios y las llevaban por los pueblos para que tuviese audiencia, incluso se iba mucho a Portugal a comprar material que no había aquí.

-Su padre también inventó un tipo de fórmula radiofónica, en un momento en el que la radio estaba por inventar

-La radio era totalmente incipiente, algo totalmente nuevo, le cuento: al principio no tenían ingresos y era totalmente vocacional. Mi padre compró la emisora de radio por 150.000 pesetas a Enrique Vázquez Lescaille y en un primer momento como no había ingresos se fue poco a poco introduciendo la sección discos dedicados, que a los jóvenes les sonará a chino: la gente dedicaba discos con motivo de una boda, un bautizo, cualquier celebración, y pagaba por cada disco. La fuente de ingresos de la radio era el disco dedicado, recuerdo de pequeño que el día de San Manuel, primero de año, y San José, 19 de marzo, las dedicatorias empezaban a las dos y media, después del parte de Radio Nacional, y terminaban después del parte de las diez de la noche, y a lo mejor un enlace matrimonial tenía 15 o 20 dedicatorias, cuantas más dedicatorias había el evento era como más importante, incluso gente que había puesto discos veía que su vecino había radiado más y venía a preguntar "cuántos discos dedicó fulanito, pues a mi póngame 15 más" (risas), en vez de flores o un marco de plata regalaban dedicatorias de discos.

-Se licenció en Derecho en la Universidad de Navarra ¿nunca echó de menos el ejercicio?

-No, yo hice Derecho no diría por obligación sino por tener algo, no es que tuviese espíritu jurídico sino que el Derecho te da muy buena formación, pero fui siempre muy mal estudiante (sonríe) y saqué la carrera un poco de aquella manera. Y me padre me rescató para aquí, y él, que era un enamorado del mar, de la pesca, durante el verano, y en invierno su afición era la técnica de radio, le encantaban todos los aparatos, mi padre era la persona que a las 6 o 5 de la madrugada se averiaba la emisora, se ponía la bata, unas zapatillas y se iba a Mourente, donde estaba entonces el centro emisor, a repararlo.

-Su padre desarrolló una fórmula y usted tuvo que reiventarla en un momento histórico diferente

-Lo que sucede es que todo fue evolucionando, mi padre tan pronto como terminé la carrera se centró en otros temas, mi padre nunca se preocupó mucho por la programación, lo suyo era la parte técnica, de la que disfrutaba muchísimo, entonces el régimen político cambió. Cuando yo entré aún vivía Franco pero estaba en sus últimos días, de hecho cuando falleció empezó a gobernar Arias Navarro, y es cuando los medios de comunicación intuíamos que iba a haber apertura un poco a la libertad de expresión, pero de hecho las normativas eran las mismas.

-¿Cómo funcionaba entonces la censura?

-Cuento una anécdota para que la gente se sitúe: de entrada toda la emisión de la radio tenía que pasar por la delegación de Información y Turismo, incluso las guías comerciales, censuraba y filtraba todo; en una ocasión había un gobernador que no era bien querido por la ciudadanía y lo trasladaron a otra provincia, y un ciudadano vino por la emisora para dedicarle un disco a la persona, que ni mencionó el cargo, "para Rafael Fernández Martínez, por su marcha de Pontevedra, le dedico la canción Se va el caimán" (risas). Aquello levantó las iras de la administración, nos levantaron un expediente administrativo que después recurriendo a amigos y demás quedó en sanción pecuniaria, pero con apercibimiento de cierre, de esa forma actuaba la administración. Y, claro, nosotros aunque no hubiese normativa que te amparase, ya se intuía que al fallecer Franco había que abrirse un poco más a la libertad de expresión, de modo que El País salió el 4 de mayo de 1976 y nosotros salimos ocho días después, el 12 de mayo, salimos casi de la mano El País y La Opinión.

-¿Qué tipo de programa se planteó?

-Uno en directo en donde la gente que tenía ganas de expresarse pudiese llama por teléfono y expresar sus inquietudes, problemas, que se expresasen a su aire, pero, claro, había un riesgo tremendo porque entonces había una línea roja que era intocable. Detrás de esa línea roja estaba el gobernador civil, el Gobierno y la Monarquía, cualquier comentario desfavorable era poco menos que un suicido.

-Fue toda una osadía poner en marcha "La Opinión"

-Claro, podía ser un suicidio. Hoy hacer un programa de llamadas no tiene ninguna complejidad, llamar a una emisora y poner de vuelta y media al Rey pues no pasa nada, pero en aquella época el riesgo era tremendo, pero al mismo tiempo era un reto y una oportunidad. No podíamos salir así, pero mi padre que ya le expliqué que era un virtuoso de la técnica descubrió un dispositivo que permitía un retardo de unos 4 segundos entre la grabación de la llamada y la reproducción, segundos que eran lo que tenía el conductor para poder detener cualquier manifestación que entendiese que podía molestar a la administración.

-Para no suicidarse

-(sonríe) Para no suicidarse cada día. Y tras la invención de se artilugio nos decidimos tirarnos a la piscina. Al principio cuando empezamos con "La Opinión" los políticos le tenían auténtico pánico, nadie quería venir, y ahora son los políticos los que demandan para atender directamente las quejas y admiten directamente las críticas, enfrentándose a un oyente que no conocen y a veces los felicitan, otros los critican y les plantean problemas.

-Insiste en que "La Opinión" no es un programa suyo, ni siquiera de los profesionales que lo hacen

-No lo es, es de los oyentes, sin los millares de llamadas que sigue habiendo no podría existir, ellos han sido los auténticos oyentes. Y nosotros hemos tenido un doble premio, el Ondas nos ha llenado de satisfacción pero antes, en la celebración de los 40 años de La Opinión, hemos recibido una felicitación de las tres principales autoridades del Estado, de Felipe VI, que nos mandó esta fotografía dedicada, de Mariano Rajoy, que además nos mandó un audio recordando su paso por el programa, y de la presidenta del Congreso, Ana Pastor, que también envió un audio muy cariñoso. También Núñez Feijóo nos envió un manuscrito, todo ello es un motivo de orgullo.

-¿Qué balance hace de estos 45 años dedicados a la radio?

-Yo como director estoy muy orgulloso, en primer lugar porque siempre hemos tenido unos equipos magníficos, tanto los de ahora como los anteriores, magníficos profesionales, y de hecho de alguna manera presumo de que vamos a tener el tercer Premio Ondas, que no es fácil para una emisora local, y tenemos también una Antena de Oro, la diferencia es que el Ondas es un premio de empresa, lo da la Cadena Ser aunque en el jurado también están miembros de otras cadenas, mientras que la Antena de Oro lo dan los profesionales, y nos lo concedieron en 1989 a la mejor emisora local, no es que seamos la mejor, esto es como las misses ¿la más guapa? Una de las más guapas (sonríe), no necesariamente la más. También tenemos el Premio Galicia de Comunicación, afortunadamente tenemos los mejores premios de este país y de alguna forma denotan que no lo debemos hacer del todo mal (sonríe). Hoy en día colarse en la gala de los Ondas para una emisora local es muy difícil

-¿Se acuerda de los momentos duros?

-Al final de los momentos duros te olvidas, en los medios siempre hay problemas todos los días, gente que está descontenta, amigos que dicen "que han dicho esto de mi, a ver si tu lo cortas", pero de todo eso te olvidas y te quedas con lo positivo, que está aquí: tenemos unas instalaciones magníficas y Radio Pontevedra durante muchos años fue líder de audiencia en Galicia, ahora no lo somos, lo cual es normal, porque Vigo o A Coruña tienen muchos más habitantes, hay infinidad de emisoras, más piratas que legales, y de cadenas de radio. De estos 45 años mee quedo con que Radio Pontevedra es una institución en la ciudad, nosotros somos Pontevedra y nos volcamos en ella, creo que a cualquier persona que le pregunte le dirá que Radio Pontevedra forma parte de su vida, eso lo hemos logrado con los años, para bien o para mal siempre hemos defendido esta ciudad y por aquí han pasado millares de profesionales, autoridades, representantes de instituciones y organismos.

-¿Cuántas llamadas recibe a diario el director de una radio de empresarios, políticos etc pidiéndole explicaciones?

-Antes muchas pero ahora ha cambiado la mentalidad, la gente sabe lo que hay y que si se emite una manifestación que no le ha gustado es consciente de que la responsabilidad no es de los profesionales sino de la persona que lo dice. Además la gente pasa más, antes por cualquier cosa estabas en el juzgado, ahora de vez en cuando te llaman del juzgado pero ya nada como antes, la gente es mucho más libre.

-Las nuevas tecnologías y las redes sociales han revolucionado los medios ¿seguirá quedando espacio para la radio?

-La han revolucionado totalmente, pero en cualquier caso el que quiera informarse tiene que acudir a la fuente y la fuente son las cadenas de radio, son los que dan la información. Cosa bien distinta son las emisoras musicales, que tienen una competencia muy grande en las red, que permite escuchar música sin sintonizar la radio, no obstante tienen su espacio porque las cadenas seleccionan las canciones que están más de moda, que acaban de salir, pero a la radio musical si le van a gustar más las tecnologías.

-Viendo su despacho se deduce que le gustan el arte y que ha heredado de su padre la afición por el mar

-Me encanta el arte, tengo mucha pintura realista, y si que heredé de mi padre la afición al mar, no la pesca no porque ya no hay pesca en la ría, la esquilmaron, pero si, tengo un barco y reconozco que es mi novia (risas).

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