La Alcaldía del socialista Andrés Díaz en Ponte Caldelas representa una "isla" política en una comarca históricamente conservadora y en un municipio en el que hasta ahora había gobernado una sola familia. Díaz encabeza un tripartito (PSOE, AVP y BNG) que aunque generó muchas dudas en sus inicios ha llegado a los 17 meses de pacto sin sobresaltos y demostrando unidad ante varios conflictos. El alcalde de Ponte Caldelas se queja de la "discriminación" a la que la Xunta -afirma Díaz- somete a este municipio solo porque sus vecinos han dado la espalda al PP.

- ¿Qué balance hace de este año y medio (casi) de mandato?

- Algunos pensaban que si no gobernaba el PP en Ponte Caldelas iba a ser la hecatombe, o que las cosas no iban a funcionar, y estamos demostrando que no solo funcionan sino que además las cosas van a mejor. Ponte Caldelas está empezando a ser un ejemplo en todo nuestro entorno de cómo se puede gestionar un Concello.

- ¿Por qué?

- Partimos de seis ejes básicos. El primero fue aportar políticas sociales y de igualdad, con rebajas en tasas a los desfavorecidos, además de un incremento del 50 por ciento en la partida de emergencia social. El segundo eje es la seriedad en la gestión económica. Partíamos de una deuda de un millón de euros que el PP negaba pero que ahí estaba y que ahí sigue en parte, porque Perfecto Rodríguez no se la llevó ni para Santiago ni para su casa, sigue aquí en Ponte Caldelas.

- ¿Cómo está esa deuda?

- Acabaremos este año con 700.000 euros de deuda. Y todo ello congelando impuestos, o eliminando o reduciendo algunos. Pero sigo explicando los ejes básicos. El tercer eje es la generación de actividad económica a través de la organización de eventos y actividades que generan un retorno económico para el municipio. En cuarto lugar tenemos la apuesta por el empleo, por medio de convenios con las empresas del polígono de A Reigosa, que supuso la posibilidad de que los vecinos de Ponte Caldelas tengan un trabajo aquí. En los últimos cuatro años de gobierno del PP Ponte Caldelas perdió 2.000 habitantes en el censo. Desde que nosotros llegamos ya ganamos en torno a 100 habitantes. Y me quedan dos ejes por comentar: Uno es la recuperación del orgullo de Ponte Caldelas, porque yo ya escucho por ahí que Ponte Caldelas está de moda; y por último la estabilidad en un gobierno plural. Pretendo que nuestro tripartito sea un ejemplo de acuerdo de gobierno en toda Galicia.

- ¿En qué consistió ese acuerdo de gobierno tripartito y cómo se está cumpliendo?

- El acuerdo fue un apretón de manos que renovamos cada semana. Nos reunimos cada semana y todo lo decidimos entre todos. Eso desde luego supone un estilo distinto y ejemplar. No hay ninguna discrepancia entre nosotros porque no partimos de dictados de partidos políticos distintos, partimos del interés común que tenemos por mejorar Ponte Caldelas y la vida de nuestros vecinos.

- ¿Qué opina de la fusión Cotobade-Cerdedo?

- Creo que no va a suponer ningún beneficio, ni para Cotobade ni para Cerdedo, porque ahí no ganas población sino extensión y eso supone más gastos y más problemas. Si querían una fusión inteligente y seria tendrían que haber atendido a los criterios de la Unión Europea y haber pensado en una fusión con Ponte Caldelas, porque se superarían los 10.000 habitantes que es la franja en la que los tributos del Estado se incrementan notablemente. A partir de ahí el proceso habría que someterlo a la decisión de los vecinos y de los técnicos, pero antes, no después de la foto como han hecho, y plantear además una fusión de cara a las próximas elecciones de modo que los vecinos lo refrenden en la urnas. Hacerlo así no supone ningún beneficio, sino un perjuicio importante. Y de hecho ya se ha visto con el caso de Oza Cesuras, que es un fracaso. En todo caso, yo les deseo lo mejor.

- ¿En qué situación queda Ponte Caldelas ante esta fusión de municipios vecinos?

- A nosotros nos deja en una posición complicada, porque el día de mañana si hay una obligatoriedad de fusionarnos a otro concello, ¿qué nos queda? A Lama, con mucha extensión y muy poca población. Haríamos de nuevo lo de Cerdedo y Cotobade, es decir, otra una mala operación.