Consciente de que sus condiciones nunca serán apoyadas, el PP activó ayer el "modo negociación" y mostró su "mejor disposición" a hablar con el BNG de los presupuestos de 2017, con unas "líneas rojas" que ya ha planteado en años anteriores sin resultado alguno. Se trata de una "bajada generalizada de tasas e impuestos, la devolución a los afectados de lo cobrado con el denominado timo del alcantarillado, y con intereses, y que el 20% de las inversiones del presupuesto del próximo año sean decididas por los vecinos".

El gobierno local evitó ayer pronunciarse al respecto salvo para señalar que "estamos abiertos al diálogo", pero con la advertencia de que "todo apunta a que la única estrategia de la oposición es unirse contra el gobierno local en todo", un fenómeno habitual en todo el mandato pero que se recrudeció tras la maniobra de hace un año de aprovecharse de la ausencia de un edil del PP. De hecho, el portavoz popular, Jacobo Moreira, hizo ayer una alusión directa a aquel episodio cuando presentó sus condiciones de negociación, en un claro aviso de que este año el BNG no lo tendrá tan sencillo.