En un día normal de trabajo en el servicio de Urgencias el número de personas que pueden encontrarse esperando para ser atendidas es de 27 o 30. "Muchos de ellos son pacientes que vienen con patologías banales, pero que se ven obligados a acudir a Urgencias porque se encuentran mal y las citas que les van a dar en el médico de cabecera son para tres o cuatro días más tarde, cuando lo normal es que no pasen de los dos días", recalcan las fuentes consultadas.

Los médicos se reparten en tres turnos. Seis de mañana, seis de tarde y cuatro de noche. Además, hay uno en observación de camas, "ya que tenemos once pacientes ingresados, que cambian todos los días".

Precisamente, el pasado lunes los médicos se vieron obligados a ingresar en un box a uno de los pacientes, "ya que no había camas libres ni en Montecelo ni en el Provincial, a donde se desvían los enfermos crónicos".

De los doce boxes con los que cuenta el servicio, tres son de consulta rápida.

Todos los pacientes que llegan a Montecelo son recibidos en la ventanilla de Admisión. Tras esperar en una sala de espera, se les llama y, en función de su estado, se coloca a la hoja de admisión una pegatina roja (de atención inmediata), naranja (prioritaria, de espera de no más de diez minutos), amarilla (preferente), verde o azul. Estas dos últimas se asignan cuando se trata de patologías banales. Las más frecuentes son las amarillas y las verdes.

"La mayoría de las quejas de la gente son los tiempos de espera, porque sus médicos les dicen que si se encuentran mal vengan a Urgencias. Pero al final, una señora de 70 años que tiene mal la espalda, por ejemplo, se come siete horas esperando porque su caso no tiene atención inmediata".