La Plaza de A Ferrería se convirtió ayer por la tarde en una suerte de hospital de campaña en el que los ciudadanos pudieron aprender las nociones básicas sobre la reanimación cardiopulmonar, RCP, una iniciativa que se enmarcó en la celebración del Día Europeo de Concienciación ante el Paro Cardíaco, que tuvo lugar el pasado domingo bajo el lema "¡Tus manos pueden salvar vidas!".

Además de profesionales de la Sociedad Gallega de Medicina Intensiva y Unidades Coronarias, participaron trabajadores del Complexo Hospitalario de Pontevedra, CHOP, del Hospital Quirónsalud Miguel Domínguez y de Cruz Roja Pontevedra.

Los organizadores destacaron que la muerte súbita es la tercera causa de muerte en los países industrializados y que en Galicia se dan 800 al año, el 5,3 por ciento de los 15.000 casos de España.

Ana Ortega, médica intensivista del CHOP, subraya que "lo que queremos es que la gente de a pie nos vea y se conciencie de que todos podemos hacer algo con las manos".

Los pasillos del Hospital Montecelo y el Provincial acogieron los talleres en los que se enseñó a la ciudadanía cómo hacer frente a una situación de emergencia en la que se hace necesaria la reanimación cardiopulmonar, tanto a adultos como niños.

"Les recordamos cómo se hace el masaje, el ritmo al que hay que hacerlo y cómo se hacen las compresiones de calidad", explica la médica, que destaca que en los últimos años ya no se hace tanto hincapié en las ventilaciones. "Muchas veces la gente deja de hacer el masaje porque le puede dar reparo realizar la ventilación, porque pueden haber vomitado". "Ahora se ha visto que solo dando masaje de una manera eficaz se puede salvar una vida".

El masaje se aplica sobre el esternón a un ritmo ni muy lento ni demasiado rápido, "al ritmo de una canción como la Macarena". Son 30 compresiones de cada vez, hasta 100 o 120 por minuto. Esto se puede hacer indefinidamente, aunque como se trata de una operación cansada, es aconsejable que haya turnos entre personas, "hasta que lleguen los servicios de emergencia".

En caso de realizar también insuflaciones, son dos cada 30 compresiones. "Cada minuto de reanimación disminuye las posibilidades de morir".

Ana Ortega destaca que este tipo de iniciativas van encaminadas a que todo el mundo sea capaz de asumir una situación de emergencia de este tipo. "Mucha gente ha vivido situaciones de tener que atender a una víctima en un supermercado, un avión...", señala.

En este sentido, considera necesario que las maniobras se enseñen en los colegios. "Hay una iniciativa del 061, RCP nas Aulas, que consiste en la formación de los profesores de gimnasia para que ellos formen a los alumnos", celebra.

La maniobra se puede realizar en cualquier tipo de situación. "Primero tenemos que escuchar si respira. Si no lo hace bien, podemos aplicarla. Si la persona no lo necesita, las consecuencias negativas apenas existen, mientras que si es al revés, podemos salvar una vida. No deja de ser una resucitación cardiopulmonar", afirma la médico intensivista.

La profesional celebraba ayer la acogida por parte del público. "Los usuarios del hospital se mostraban algo asustados, pero al final se fueron animando porque se dieron cuenta de que aprenden mucho en poco tiempo".

Marta Cespón fue una de ellos. "No me parece difícil una vez que te enseñan. Es importante saberlo porque se puede aplicar en la vida real", reconoce.