Las fábricas y los colegios del municipio también sufrieron las consecuencias del corte de luz. Algunos más y otros menos, dependiendo de la zona, no pudieron llevar a cabo su actividad habitual.

Muchos niños sufrieron los inconvenientes de no disponer de alumbrado en las clases, mientras que la industria Pescamar fue otra de las grandes perjudicadas por el corte. La conservera, situada en A Seca, se quedó durante varios minutos sin electricidad, lo que provocó que su cadena de actividad se frenase y la productividad disminuyese durante ese período de tiempo.

Otro modelo de negocio al que más le afectó el apagón eléctrico fue el de las gasolineras. La repostera de la marca "Repsol", ubicada en San Salvador, recibió la llegada de numerosos usuarios de coches y ciclomotores que, al ver que los surtidores no funcionaban, abandonaron el establecimiento.

Un caso anecdótico fue el de un conductor que llegaba con la reserva de gasolina al mínimo y, tras esperar durante varios minutos si el problema se solucionaba, decidió desandar su camino en busca del repostaje más cercano.