La tranquilidad ha vuelto a la familia Jiménez de Mourente, que hace unos días denunciaba la desaparición de una de sus hijas, Judit, de 21 años, en paradero desconocido desde el martes por la mañana, cuando salió a tirar la basura a un contenedor cercano a su casa y no regresó.

Las fuerzas de seguridad localizaban ayer el coche en el que viajaba con un hombre de 49 años, vecino de Ourense y de etnia gitana, al igual que la joven y su familia. Con su regreso a casa, que estaba a punto de producirse anoche, al cierre de esta edición, se pone fin a un capítulo que mantuvo en vilo a los gitanos de toda Galicia, que se prestaron a colaborar en la búsqueda de la chica después de que su padre presentara una denuncia en la Policía Nacional y su hermana colgara en Facebook un anuncio informando sobre su desaparición.

"Estamos ahora mismo en el coche, de vuelta a casa", aseguraba anoche uno de los familiares de la joven, que había sido localizada por las fuerzas de seguridad, la Guardia Civil y la Policía Nacional, que habían trabajado conjuntamente, según la familia.

"Se encuentra bien. Todo salió bien", explicaba este familiar, que confirmaba que la joven había sido sometida a un reconocimiento médico, tal y como había avanzado horas antes a FARO Alfredo Jiménez, padre de la desaparecida.

La pareja fue localizada en la provincia de Ourense, de donde procede el hombre con el que la joven se fue, "contra su voluntad", según la familia, que se encontraba muy molesta porque se trata de un padre de familia de 49 años con varios hijos.

"Hemos pasado muy mala noche, esperando a ver qué pasa", expresaba apenado el padre de Judit Jiménez ayer a mediodía, tras acudir a la comisaría de Policía de Pontevedra para prestar una declaración ampliatoria sobre el caso de su hija después de recibir una llamada del hombre en el que le informaba que se encontraba ya en la comunidad de Extremadura, "muy lejos".

"Me llamó él y le dije que trajese a la niña, que si hacía falta que le pagaba la gasolina", contaba Jiménez. "Me dijo que ella estaba bien, pero mi hija no está bien", afirmaba en relación a la discapacidad psíquica que la joven tiene de nacimiento, de un 89 por ciento, según su familia.

En esa llamada, logró hablar también con su propia hija. "Me dijo que estaba con su marido, pero es que mi hija no razona, porque es como una niña de cuatro años".

Ayer mismo, Alfredo Jiménez no sabía qué iba a hacer respecto a la denuncia, si la iba a retirar o no. "Todo dependerá del reconocimiento médico", insistía.

Con la localización de Judit se confirmaban las sospechas de los Jiménez de que la joven se encontraba con el gitano ourensano, con el que podría haber mantenido contacto telefónico previo y que la habría ido a buscar al barrio donde vive, en A Bouza, Mourente, aprovechando el momento en que esta salió a tirar la basura para fugarse con ella.

"La familia de él también estaba preocupada, porque dejó a su mujer, hijos y nietos", criticaba el padre de Judit. "Debe de ser un psicópata". "A él le debió asustar porque le informaron de que había salido en los periódicos y en la televisión. Por eso igual se animó a llamar".

Con el regreso de Judit termina, sobre todo, la angustia de su madre, Ausencia Jiménez, que el miércoles hacía, entre lágrimas, un llamamiento a su hija para regresase a casa.