"La idea es que los alumnos conozcan el origen de los productos que utilizan y también poner en valor la materia prima; no es lo mismo hacer un pedido al súper y pagar, muchas veces sabiendo que gran parte de los productos se perderán en cámara, que ver exactamente que necesitas, planificar e ir a recolectarlo tu mismo con una tijera y un recipiente, sin que nada se desperdicie y conservando todas sus propiedades". Ricardo Fernández explica así el proyecto de huerta ecológica que desarrolla el CIFP Carlos Oroza.
Es uno de los profesores que encabeza esta huerta en donde se cultivan numerosos productos, caso de hortalizas (pimientos de padrón, lombardas, repollos etc), verduras o plantas aromáticas como romero, hierbaluisa, cilantro...
Los alumnos aprenden los usos de estos productos desde el origen y a mayores el centro de hostelería pone en marcha en colaboración con la Misión Biológica un programa para desarrollar posteriores usos culinarios de distintos tipos de alimentos.
Se trata de variedades de navicol, grelo y guisante de vaina, cuyo uso se experimentará en diferentes estadios, desde casi crudos a cocinados en diversas especialidades.
Representantes de la Misión Biológica participaron ayer en el encuentro con el que el CIFP Carlos Oroza dio a conocer su huerta ecológica, con la que además se cierra el ciclo de reciclaje ya que el centro produce compost que revierte en la finca.
A mayores, la huerta ecológica permite a los estudiantes ser conscientes de las grandes diferencias en sabor y aroma entre un producto fresco y otro conservado en cámara. La gran mayoría de los 350 alumnos del centro hacen uso de la finca, ya que incluso los del servicio de restauración necesitan aromáticas para los cócteles o los de pastelería para los dulces.
Y para sumar beneficios: no pocos acuden unas horas sencillamente para cultivar y así relajarse. Fue un genio quien dijo que no hay invención más bella ni más simple o apropiada que la naturaleza.
