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Alertan en Cotobade de ataques de los lobos tras perder un ganadero de Viascón más de 30 reses este año

El empresario denuncia la pasividad de la Xunta, encargada de valorar los daños - Su explotación está cerrada con vallas

Un potro devorado por lobos en Viascón. // Gustavo Santos

Alertan de un aumento de los ataques de lobos en Cotobade. Roberto Louzán es un empresario que vive de su explotación extensiva ecológica de 63 hectáreas ubicada en Viascón. Hace dos años, Louzán invirtió más de 100.000 euros en su negocio para cerrar con valla ganadera el terreno de monte comunal que tiene alquilado y comprar varias vacas.

Sin embargo, un negocio con aras de prosperar, se ha visto tremendamente dañado por la presencia en la zona de varios lobos. "Yo ya he visto cinco con mis propios ojos, pero puede que haya alguno más", declara que el ganadero. Desde el comienzo de 2016, los ataques de estos lobos han provocado que Louzán haya perdido ya a 34 cabras -cinco ayer- y dos becerros.

Ante esta situación, ha pedido ayuda a la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta, encargada de evaluar los daños y reparar los daños, pero, de momento, ha desoído sus quejas: "Fuimos varias veces a la sede de Pontevedra a buscar una solución. Propusimos varias alternativas, como dormir a los lobos y trasladarlos a otra zona, pero ellos alegan que tienen que estar en libertad". Sin embargo, a él le recomiendan que guarde a su ganado "en las cuadras" que posee dentro de la explotación para evitar los ataques. "Los lobos salvajes pueden estar libres, pero a mí me dicen que guarde a los animales dentro de edificaciones cuando yo tengo un espacio adaptado para la ganadería extensiva, que es mi forma de vivir", explica.

Mientras, desde el Concello de Cotobade sí conocen la situación, pero alegan que la cuestión es competencia de la Xunta. Louzán tenía previsto informar al alcalde de los nuevos sacrificios de entre su ganado.

Teniendo en cuenta las pérdidas actuales y la hipoteca que le queda por pagar tras pedir el préstamo para invertir en el negocio, el ganadero se plantea "venderlo todo y cerrar" porque ahora mismo "no es rentable", ya que cuando se produce un daño, la institución autonómica "tarda al menos dos o tres años en pagar la cantidad" por la que éste se valora.

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