El gobierno local se enfrenta al reto, de aquí a julio, de decidir qué hacer con el servicio de basuras. En ese mes concluye el actual contrato con la concesionaria Cespa y la intención municipal era convocar un nuevo concurso para adjudicar todo el sistema, con el plan de compostaje incorporado, de modo que una empresa se hiciera cargo de todo el proceso, desde la recogida domiciliaria hasta el tratamiento de los residuos orgánicos.
Pero en ese propósito, el BNG carece de aliados firmes. El último pleno municipal, el pasado jueves, dejó solo al BNG al unirse toda la oposición para exigir el rescate del servicio y recuperar su gestión pública, lo que pone de nuevo en el alero el plan de compostaje.
Marea Pontevedra, grupo que forzó esa "pinza" contra el BNG, ha dejado claro su "apuesta por el compostaje, como modelo más ecológico de tratamiento de los residuos que el actual", pero también ha subrayado que solo aceptará el modelo del BNG (con matices) "si no hay detrás intereses empresariales", es decir, si se gestiona directamente todo el proceso desde el Concello de forma pública. No se han pronunciado tan claramente los demás grupos, si bien el PSOE siempre ha mostrado sus dudas acerca del plan municipal de compostaje, aún en una fase muy incipiente, y el PP rechaza de plano la ubicación de A Canicouva para la hipotética planta de tratamiento de los residuos orgánicos.
Convenio con la Diputación
Precisamente en medio de este debate, el Concello tiene previsto firmar el próximo martes un convenio con la Diputación relativa a esa planta de A Canicouva, para estudiar su impacto en el entorno.
Luís Rei, portavoz municipal de Marea sostiene que "este modelo del compostaje solo puede perdurar sin intereses empresariales detrás, por lo que la gestión pública es aún más decisiva". Además arremete contra el BNG por negarse a ese rescate, negativa que es extensiva al servicio de agua. Al respecto, Marea también trató de forzar esa "remunicipalización" pero el BNG encontró en este caso un aliado en el PP para impedirlo.
